Por ZEKE MILLER, MARK SHERMAN y COLLEEN LONG
WASHINGTON
Agencia AP

El presidente Donald Trump insinuó hoy por primera vez que se podría «demorar» la elección presidencial del 3 de noviembre —luego de denuncias infundadas de que el aumento de la votación por correo provocará intentos de fraude—, pero las fechas de las elecciones están fijadas en la ley federal, y no pueden ser cambiadas excepto por el Congreso.

La fecha de la elección presidencial —el martes después del primer lunes de noviembre cada cuatro años— está consagrada en la ley federal. La Constitución no prevé un aplazamiento de la juramentación del presidente el 20 de enero de 2021.

Trump tuiteó: «Con el Voto Universal por Correo (no el Voto en Ausencia, que es bueno), 2020 será la Elección más IMPRECISA / FRAUDULENTA de la historia. Será una gran vergüenza para EEUU. Demorar la Elección hasta que la gente pueda votar de manera debida y con seguridad???»

Fue un día de malas noticias económicas: el gobierno informó que la economía se contrajo a un vertiginoso 32,9% anual en el trimestre abril-junio, de lejos la peor caída trimestral de la historia. La pandemia de coronavirus ha provocado cierres de empresas, decenas de millones de empleos perdidos y una tasa de desempleo de 14,7%.

No hay pruebas de fraude electoral generalizado en la votación por correo, incluso en estados que votan exclusivamente mediante el servicio postal. Cinco estados votan exclusivamente por correo y aseguran que tienen instaladas las salvaguardas necesarias para impedir que un «actor extranjero hostil» altere el sufragio. Los expertos en seguridad electoral dicen que el fraude en todas sus formas es inusual.

Trump ha intentado echar una sombra de duda sobre la elección de noviembre y el aumento previsto de la votación por correo o en ausencia como resultado de la pandemia. Ha dicho que la votación por vía remota es el «mayor riesgo» para su reelección. Su campaña y el Partido Republicano han intentado combatirla, aunque en otros tiempos les dio una ventaja significativa.

Trump —en desventaja en las encuestas públicas y privadas—se negó hace algunas semanas en una entrevista a comprometerse a aceptar los resultados, una amenaza similar a la que hizo semanas antes de los comicios de 2016.

«Tengo que ver. Vea… tengo que ver», le dijo al periodista Chris Wallace durante una entrevista en «Fox News Sunday». «No voy a decir que ‘sí’, no voy a decir que ‘no’ y la vez pasada tampoco lo hice».

El mes pasado, Trump dijo en Arizona que «ésta será, en mi opinión, la elección más corrupta de la historia de nuestro país».

En abril, el presidente había descartado la perspectiva de tratar de cambiar la fecha. «Ni siquiera se me ocurrió cambiar la fecha de la elección», dijo. «¿Por qué habría de hacerlo? Tres de noviembre. Es un buen número. No, no veo la hora de que se haga esa elección».

«No estoy pensando en eso», insistió. «En absoluto».

En declaraciones ante un panel legislativo días atrás, el secretario de Justicia, William Barr, dijo que existía un «alto riesgo» de que la votación por correo provocara un fraude «masivo». Dijo que no tenía «motivos para creer» que la elección sería amañada, pero «si hay votación por correo generalizada, eso incrementa sustancialmente el riesgo de fraude».

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