El presidente Donald Trump arriba a la sala de prensa de la Casa Blanca, en Washington, para hablar sobre el coronavirus. Foto La Hora/AP/Alex Brandon.

Por ZEKE MILLER
WASHINGTON
Agencia AP

Durante semanas, el gobierno de Donald Trump destacó los peligros del coronavirus para tratar de convencer a los estadounidenses para que permanecieran en casa. Ahora que busca una rápida reactivación de la economía, Trump enfrenta un nuevo reto: convencer a la gente de salir y reanudar su vida normal sin peligro para su salud.

Es una cuestión crucial para una nación enclaustrada, a la vez que un imperativo político para el presidente Trump, cuya reelección dependerá probablemente del rebote de la economía.

¿Puede el país superar el miedo al coronavirus y regresar a una forma modificada de sus viejas rutinas, haciendo lo posible por mitigar el riesgo del COVID-19 y a la vez reconocer que puede ser una presencia permanente durante los próximos años?

«Tenemos que crear la clase de confianza en Estados Unidos que permita a todos regresar al trabajo», dijo Kevin Hassett, asesor de la Casa Blanca y expresidente del grupo Council of Economic Advisers (Consejo de Asesores Económicos). «Y esa confianza requerirá pruebas de que el lugar de trabajo es un lugar sano, pero también confianza en la economía».

En la Casa Blanca, los funcionarios creen que han entrado en un nuevo capítulo de la respuesta a la pandemia, al pasar del estado de crisis al de mitigación sostenida y control.

Comenzó el jueves pasado con la publicación de una guía a los gobernadores para la reapertura de sus estados. Trump y el vicepresidente Mike Pence felicitaron a los estadounidenses por «aplanar la curva» de la epidemia.

Al día siguiente, los más altos funcionarios médicos del gobierno trataron de convencer al país de que había gran cantidad de pruebas disponibles, suficientes para empezar a levantar las restricciones.

Desde entonces, los gobernadores han empezado a levantar restricciones, incluso de manera enérgica, como anunciaron Montana y Oklahoma el miércoles. El gobernador de Montana dio luz verde para reanudar las clases a principios de mayo, mientras que Oklahoma permitirá la apertura de salones de belleza, peluquerías, spas y salones para mascotas el viernes.

Con todo, en su conferencia de prensa vespertina Trump criticó duramente los planes de reapertura del gobernador republicano de Georgia, Brian Kemp. «Discrepo enérgicamente», dijo. «Me parece demasiado pronto».

Entretanto, persisten las noticias sombrías en otras partes del país. La cifra de muertes en Massachusetts superó las 2.000 el miércoles, el doble de la semana anterior. En Nueva York había 16.000 personas hospitalizadas. Una planta procesadora en Iowa que es vital para la provisión de carne de cerdo en todo el país tuvo que cerrar debido al brote. Ante la perspectiva de una recesión económica prolongada y brutal, el Congreso se aprestaba a aprobar un paquete de rescate de 500.000 millones de dólares para las pequeñas empresas.

Trump prometió sin vueltas que no se repetirá la cuarentena nacional. «No volveremos a pasar por lo que pasamos los últimos dos meses», dijo.

Es un cambio brusco en la retórica desde que Trump y sus aliados destacaron la amenaza de un «enemigo invisible» para convencer a la gente que guardara la sana distancia. Los estadounidenses también están asustados por la cifra creciente de muertes y las imágenes de los cadáveres embolsados apilados en camiones refrigerados.

Pasar del miedo a la aceptación requiere confianza en el gobierno, los profesionales de la Medicina y las empresas, la que por el momento es muy baja. Los asesores de la Casa Blanca dicen que para restaurar la confianza se necesitará el mismo enfoque de «todo el país al unísono» que frenó la propagación del virus.

«Una cosa es que el gobierno diga, ‘ok, ya se puede salir'», dijo el gobernador demócrata de Nueva York, Andrew Cuomo. «Si la gente no cree que es seguro, no saldrá».

Aunque se han visto manifestaciones aisladas en algunos estados contra las medidas de cuarentena, la mayoría de los estadounidenses no cree conveniente mitigar las restricciones en el futuro próximo, de acuerdo con una nueva encuesta de The Associated Press-NORC.

Trump pronosticó días atrás que la economía despegará como un «cohete una vez que volvamos a empezar», pero los expertos dicen que la recuperación será muy lenta.

«Será un proceso muy gradual, digan lo que digan un gobernador o el presidente», dijo el doctor Robert Blendon, profesor de políticas de salud en Harvard. La historia de las cuarentenas, como la de 25.000 personas en los alrededores de Toronto en 2003 para frenar el contagio del síndrome respiratorio agudo grave (SARS), revela que la gente tarda semanas, incluso meses en recuperar la confianza suficiente para reanudar la actividad normal.

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