Un hombre come churros de una delgada bolsa de papel comprados de un vendedor ambulante que llevaba su mercancía en una canasta, en Ciudad de México. Foto la hora: Rebecca Blackwell/AP.

Por DIEGO DELGADO
CIUDAD DE MÉXICO
Agencia (AP)

Durante siglos, los residentes de Ciudad de México llevaban las tortillas calientitas en servilletas de tela o canastas de paja y otros alimentos en «cucuruchos» conos de papel, bolsas de ayate una tela rala de fibra orgánica o bolsas de red, e incluso en bultos atados.

Los habitantes de la enorme capital mexicana podrán regresar a esas costumbres a partir del miércoles, cuando entró en vigor una nueva ley que prohíbe las bolsas de plástico, que se volvieron omnipresentes en los últimos 30 años.

Algunos dicen que están listos y deseosos para la nueva ley. Los supermercados prometen promover bolsas reutilizables de fibras sintéticas, pero otros batallan para comprender cómo afectará en la práctica la prohibición.

«Hay una historia muy rica de formas en las que te entregan las cosas», dijo Claudia Hernández, directora de Cultura Ambiental del gobierno de la ciudad. «Hemos encontrado que la gente ha regresado al cucurucho, a la canasta», agregó en referencia al papel enrollado en forma cónica que alguna vez se utilizó para productos a granel, como nueces, frituras o semillas.

Algunos residentes de Ciudad de México todavía utilizan bolsas tradicionales de ayate, servilletas de tela para envolver las tortillas o canastas. Muchos, sobre todos los mayores, jalan carritos plegables de dos ruedas en las tiendas y mercados. Algunos vendedores todavía utilizan latas de sardinas para medir alimentos a granel.

Bajo la nueva ley, los supermercados serán multados si dan bolsas de plástico. La mayoría ya ofrece bolsas reutilizables hechas de una gruesa fibra plástica y que venden a un precio aproximado de 0.75 centavos (14 pesos).

«No las regalan, las venden. En eso no estoy de acuerdo», dijo Ernesto Gallardo Chávez, un empleado del metro de la ciudad y quien se pregunta qué sucederá si algún día va de compras después del 1 de enero y olvida llevar sus bolsas reutilizables.

«Imagine: se me olvida mi bolsa y yo compro ahorita productos», dijo Gallardo Chávez. «¿Cómo me los llevo si no me dan la bolsa de plástico?».

Como la mayoría de los residentes, Gallardo Chávez cree que está «muy bien» que se proteja al medio ambiente. Sin embargo, las bolsas de plástico en Ciudad de México casi nunca se utilizan una sola vez. La mayoría de los residentes han comprado basureros del tamaño justo para las bolsas de supermercado. Adicionalmente, las bolsas suelen usarse para recoger las heces de los perros en calles, aceras y parques.

«Nosotros ocupamos las bolsas para la basura, para los deshechos, orgánicos e inorgánicos; y luego los trasladamos al camión de la basura», afirmó.

La directora Hernández dijo que las personas deberían dejar la costumbre de poner su basura en bolsas de plástico: «Podemos entregar directamente en el bote».

Sin embargo, es complicado dada la escasez de agua en la ciudad. Está muy bien aconsejar a los residentes no poner bolsas de basura en sus basureros, pero lavar el contendor de la cocina cada dos días después de su uso porque no tiene bolsa pasará factura a las provisiones de agua.

Ello, sin mencionar la extendida costumbre de tirar el papel de baño usado al basurero para no afectar las cañerías viejas e insuficientes de muchas casas. El papel de baño usado no es algo que se pueda entregar sin bolsa al recolector de basura.

El especialista en análisis de datos Daniel Loredo dijo que planea guardar las bolsas de plástico que le quedan justo para ese objetivo.

Sin embargo, él y sus compañeros de casa ya han tomado medidas para crear una fuente de bolsas reutilizables y asegurarse de que quien vaya a la tienda lleve algunas, pero para los residentes más pobres de la ciudad, olvidar hacerlo incluso un día podría resultar caro en un país en donde una bolsa reusable de 14 pesos equivale a una hora de salario mínimo.

«A la vez es un reto, porque este tipo de bolsas tienen un costo adicional y quizá no toda la gente puede adquirir una bolsa (reusable) fácilmente», dijo Loredo.

Aldimir Torres, el líder de la Asociación Nacional de Industrias del Plástico, calificó la ley de «populismo barato». Consideró que la nueva ley se elaboró sin tener normas claras sobre qué tipo de bolsas degradable seguirían permitidas.

La ley deja la puerta abierta para utilizar bolsas de plástico por motivos de «higiene», presuntamente para productos como carnes frías o queso. También permite bolsas que rápidamente se degraden, pero no especifica las condiciones.

Es «una ley que se copió en su base y se hizo sobre las rodillas y no incluyendo a la gente que sabe de esos temas», opinó Torres.

Hernández reconoció que todavía había mucho trabajo por hacer en cuanto a las alternativas.

Por ejemplo, los abundantes puestos de comida callejera en Ciudad de México con frecuencia utilizan bolsas de plástico para cubrir temporalmente los platos en lugares en donde no hay agua o fregaderos para lavar cada plato tras su uso. Aunque eso podría estar permitido bajo la cláusula de «higiene» de la nueva ley, Hernández dijo un tanto ingenuamente que «se resuelve con algunos dispositivos para lavar platos».

La ley, agregó, tuvo que implementarse rápidamente.

«A veces nos falta, no sé por qué, un poquito de mayor presión para hacer las cosas», dijo Hernández.
Aseguró que la prohibición «es una invitación y una provocación para que revisemos nuestra forma de consumir».

Loredo considera que la ley no es perfecta, pero vale la pena.

«Creo que en cierta forma es una estrategia responsable, al final de cuentas llevar un consumo adecuado en nuestras vidas», afirmó. «Es algo que en cierta forma contamina y complica la situación del medio ambiente».

Para 2021, la misma ley prohibirá pajillas de plástico, cucharas, cápsulas para café y otros artículos de un solo uso.

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