Trabajadores electorales abren una urna durante el conteo en un centro electoral, en la escuela secundaria de Buehlau, en Dresde, este de Alemania. FOTO LA HORA/JENS MEYER/AP

POR GEIR MOULSON/AP
BERLÍN

Los partidos gobernantes de Alemania evitaron por ahora otra crisis en dos elecciones regionales en el oriente del país, pero un opositor de la extrema derecha que se levantó para terminar en un cercano segundo lugar, disfrutó la idea de atormentar hoy a los principales rivales en su feudo.

Alternativa por Alemania (AfD) declaró que no lo podrán excluir para siempre del poder después de haber casi triplicado su apoyo en Sajonia y haberlo casi duplicado en el vecino Brandemburgo ayer comparado con hace cinco años.

El ultraderechista AfD se llevó un cuarto de los votos entre las dos elecciones estatales, reflejando que su establishment se convirtió en una importante fuerza política –sobre todo en el excomunista oriente– después del influjo de migrantes de 2015.

Sin embargo, no logró vencer a los partidos tradicionales que han gobernado esas regiones desde la reunificación de Alemania en 1990, una posibilidad que parecía probable hace unas semanas y pudo haber desestabilizado aún más a la asediada coalición gobernante en Berlín de la canciller Angela Merkel.

Todavía no es claro si su alianza sobrevivirá hasta la próxima elección nacional de 2021 y probablemente no será claro hasta diciembre, cuando los Social Demócratas de centroizquierda –socios de Merkel en Berlín– escojan un nuevo liderazgo de entre 17 candidatos y reflexionen sobre el futuro de la alianza.

Annegret Kramp-Karrenbauer, líder de la Unión Democristiana (CDU) a la que pertenece Merkel, volvió a insistir que su partido no colaborará con AfD. Al preguntare si puede continuar excluyendo a una fuerza que obtuvo un cuarto de los votos respondió: “Sí, podemos”. Argumentó que dicha postura atrajo a los votantes.

Sin embargo, reconoció que el resultado en Sajonia, en donde su partido ganó pero ahora se enfrenta a la perspectiva de armar una alianza tripartita con los Verdes, fue un “resultado difícil”. En Brandemburgo, los Social Demócratas se enfrentan a una tarea similar después de que el gobierno saliente perdiera la mayoría.

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