Por Sara Lemel y Jan Kuhlmann/dpa
Tel Aviv/Damasco

Las alarmantes noticias sobre un masivo ataque iraní con misiles llegaban poco después de medianoche. Una veintena de disparos hicieron saltar las sirenas en los Altos del Golán y sacaron a los israelíes de sus camas. Los misiles iban dirigidos contra puestos militares israelíes en la frontera con Siria.

Finalmente ninguno de esos misiles impactó en la zona israelí: cuatro fueron derribados y el resto cayó en la parte siria de la meseta conquistada por Israel en 1967. La reacción del Ejército israelí tuvo, sin embargo, graves consecuencias: al menos 23 personas murieron en los ataques lanzados contra 50 objetivos iraníes en Siria, informó el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos. Irán es, junto con Rusia, el principal aliado del presidente Bashar al Assad en la guerra civil siria.

«Hemos golpeado casi toda la infraestructura iraní en Siria», afirmó el ministro de Defensa israelí, Avigdor Lieberman. Según la prensa, se trata del peor ataque israelí en Siria desde la guerra de Yom Kippur en 1973. La peligrosa escalada se produce un día después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, anunciase su retirada unilateral del acuerdo nuclear con Irán.

El Ejército israelí llevaba días preparándose para un ataque iraní en los Altos del Golán (Alturas del Golán) y los servicios secretos detectaron «actividades sospechosas» de las fuerzas iraníes en el país vecino. Teherán amplía cada vez más sus capacidades militares en Siria e Israel intenta desde hace tiempo frenar a su archienemigo con ataques aéreos. Tras sufrir pérdidas en recientes ataques, Irán había jurado vengarse.

Todavía no está claro qué pasará ahora. Como los ataques iraníes contra los Altos del Golán no provocaron daños, Teherán podría intentar atacar de nuevo. De hacerlo, Israel volvería a contraatacar y el conflicto podría escalar rápidamente y extenderse. «Deben recordar que si llueve aquí (en Israel), diluviará fuera», amenazó el ministro israelí Lieberman.

Para Riad Tabara, exembajador libanés en Washington, el riesgo de que se desate una gran guerra no es elevado. «Actualmente los ataques se limitan a un intercambio de golpes», dijo a dpa. «Para librar una gran guerra la milicia (libanesa) Hizbolá necesitaría luz verde de Irán, Irán la necesitaría de Rusia e Israel de Estados Unidos», señaló, y ni Rusia ni Estados Unidos tienen interés en ello.

Israel informó a Rusia sobre los ataques en Siria y ayer había mostrado buena sintonía con Moscú en una reunión entre el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el presidente ruso, Vladimir Putin.

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