Por NICHOLAS RICCARDI
DENVER
Agencia (AP)

Durante años, un movimiento por limitar el número de inmigrantes que llegan a Estados Unidos y poner fin a un sistema que da prioridad a los familiares de los residentes legales, ha tenido que lidiar con las críticas de que es un pobre intento por producir un país de más blancos.

Entonces, su simpatizante más prominente dijo esta semana a los miembros del Congreso en la Oficina Oval que Estados Unidos necesita a menos inmigrantes de Haití y de África y más de lugares como Noruega.

El uso de lenguaje vulgar por parte del presidente Donald Trump para describir a las naciones africanas generó una condena generalizada, y dejó al pequeño grupo de conservadores en materia migratoria, cuya agenda ha sido acogida por Trump, luchando por distanciarse del mandatario.

“Dicen que se trata de números, méritos, seguridad y control”, indicó Frank Sherry del grupo por los derechos de los inmigrantes America’s Voice, sobre las organizaciones que comparten el deseo de Trumpo por reducir la inmigración, legal e ilegal, hacia Estados Unidos. “Todas esas son palabras clave que significan menos inmigrantes negros, marrones o amarillos en una nación blanca”.

Los activistas migratorios de línea dura, que prefieren el término “restriccionistas” argumentan que el sistema que defienden menos migrantes en general, poner fin al sistema basado en la familia que da prioridad a los familiares de personas que ya están legalmente en Estados Unidos, y un mayor énfasis en elegir a inmigrantes con capacidades no está motivado por cuestiones raciales. Por ejemplo, afirman que los inmigrantes de algunas naciones africanas tienen mayores índices de educación que la población nacida en Estados Unidos y podrían beneficiarse de una postura más enfocada en las habilidades.

“Las personas que sugieren una base en méritos inherentemente podrían favorecer a los blancos del norte de Europa, es algo inherentemente racista”, dijo Ira Mehlman de la Federación para una Reforma Migratoria Estadounidense.

“La migración no está ligada a Donald Trump. Esto precede a Donald Trump”, añadió al referirse al presidente como alguien “cuyos tuits hacen que las personas se avergüencen”.

Grupos como el de Mehlman ayudaron a encabezar las reformas migratorias de 2006 y 2013, pero cuentan con menos simpatizantes en Washington. Antes de Trump, el más prominente era el senador por Alabama Jeff Sessions, quien se convirtió en secretario de Justicia de Trump y cuyo ex asistente, Stephen Miller, es un alto asesor en materia migratoria del presidente en la Casa Blanca.

Sessions es un viejo detractor del sistema nacional que permite que las personas con familiares en Estados Unidos tengan la oportunidad de solicitar visas. “Casi no hay nadie que venga de República Dominicana a Estados Unidos porque tenga una habilidad comprobada que nos beneficie y que indique su posible éxito en nuestra sociedad”, dijo ante el pleno del Senado en 2006. “Vienen porque otro familiar está aquí”.

Trump ha acogido la causa de Sessions de intentar poner fin a la “migración encadenada” un término que los oponentes han aplicado desde hace tiempo al sistema basado en la familia, pero que recibía poca atención hasta que el presidente tuiteó en letras mayúsculas al exigir abruptamente su final en medio de las negociaciones migratorias de septiembre.

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