Kabul
DPA

Al menos 42 personas murieron y 84 resultaron heridas en un atentado reivindicado por la milicia terrorista sunita Estado Islámico (EI) contra un centro cultural chiita de la capital de Afganistán, Kabul.

Un atacante suicida se hizo volar por los aires dentro del edificio, explicó el portavoz de Interior, Nasrat Rahimi. Cuando la gente acudía a ayudar, estallaron dos bombas fuera del centro Tabian, que según su web es un centro cultural y de investigación chiita.

Entre los fallecidos -que incluyen también al atacante- hay dos niños y cuatro mujeres, informó el Ministerio de Sanidad. Cinco de los heridos están en estado crítico.

Según otro portavoz de Interior, la mayor parte de las víctimas son jóvenes afganos «sedientos de educación» y el incidente está siendo investigado.

La agencia de noticias Amaq, que funciona como portavoz del EI, afirmó que un atacante suicida del grupo se hizo volar por los aires en medio de una multitud en un centro cultural chiita de Kabul, matando a unas 100 personas.

Según la prensa, en el interior del edificio había estudiantes o académicos. Según la agencia Afghan Voice, ubicada cerca del lugar de la explosión, todos los que participaban en el encuentro que se celebraba en el centro cultural murieron o sufrieron quemaduras.

El ataque tuvo lugar en el mayor barrio chiita de Kabul, Dasht e Barchi, donde el EI ya había atentado varias veces durante los últimos meses.

En octubre un atentado suicida se cobró la vida de 71 personas en una mezquita chiita de la misma zona. Desde entonces, el EI también atacó otros barrios de la ciudad, así como un gran canal de televisión y una oficina de los servicios secretos.

El EI considera herejes a los musulmanes sunitas y acusó al centro atacado hoy de recibir apoyo de Irán y de ser una importante institución que «promueve el chiismo en Afganistán». Además, aseguró que el centro envía a jóvenes afganos con clérigos iraníes.

Desde enero hubo más de 20 graves atentados del EI en Kabul, y también de los talibanes. En ellos murieron y resultaron heridos cientos de personas. El más sangriento, ocurrido frente a la embajada alemana en mayo, dejó unos 150 fallecidos.

Por otra parte, en el norte del país murieron hoy seis niños que estaban pastoreando al explotar un artefacto explosivo escondido.

Los talibanes dejan por todo el país miles de artefactos explosivos de este tipo para impedir el desplazamiento de las tropas, pero a menudo también matan así a civiles. Según el último informe de la ONU sobre víctimas civiles de la guerra, entre enero y finales de septiembre de este año más de 800 civiles murieron o resultaron heridos por estos artefactos, un tercio de ellos niños.

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