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CALIFORNIA

El pastor Fred Morris miró hacia sus feligreses ayer en momentos en que circulaba la noticia de que las autoridades estaban deteniendo a inmigrantes, sin papeles, en cumplimiento de la promesa que hizo el presidente Donald Trump durante la campaña electoral.

Los fieles no sonreían como de costumbre en las misas dominicales. Miraban al piso. Muchos directamente no fueron a misa.

«Hay mucho miedo. Es más palpable. Se esparce. La gente está aterrorizada», dijo Morris, cuya iglesia se encuentra en un barrio mayormente hispano de Los Ángeles. «Estaban sentados, sin hablar del miedo».

Desde hace días que el temor y la confusión se han apoderado de las comunidades de inmigrantes sin permiso de residencia tras correrse la voz de que agentes federales estaban deteniendo a cientos de inmigrantes en todo el país. No estaba claro el alcance de esa campaña.

Defensores de los inmigrantes sin autorización y abogados de inmigración se afanaban por frenar el pánico y organizar seminarios y campañas a través de las redes sociales para informarle a la gente de sus derechos.

El Servicio de Control de Inmigración y Aduanas dijo que las detenciones eran de «rutina».

Trump se ufanó de la campaña en Twitter. «Las medidas contra delincuentes ilegales cumplen mi promesa hecha durante la campaña» electoral, escribió el mandatario. «Estamos expulsando a pandilleros, traficantes de drogas y otros».

Las redadas abarcaron a casi 200 personas en las dos Carolinas y Georgia, más de 150 en Los Ángeles y unas 40 en Nueva York, según confirmó el servicio de inmigración, conocido por sus siglas en inglés, ICE. Entre los detenidos figuraron un pandillero salvadoreño y un traficante de drogas brasileño, indicaron las autoridades.

Hace una década, las autoridades de inmigración que buscaban individuos específicos a menudo detenían a las personas que estaban con él. Bajo el gobierno de Barack Obama, las autoridades se enfocaron casi exclusivamente en las personas que representaban un peligro.

Trump firmó una orden ejecutiva en la que dejó en claro que casi todo extranjero que no tiene permiso de residencia podría ser detenido.

En Virginia, agentes que fueron a un departamento en busca de una persona detuvieron a todos los que se encontraban en el lugar, con excepción de una mujer que tenía un bebé en sus brazos, según Simón Sandoval-Moshenberg, director legal de la rama del norte de Virginia de la organización Legal Aid Justice Center.

«Esto es lo que está pasando: alguien golpea la puerta, preguntan por una persona y la gente se asusta», dijo Tessie Borden, activista de Los Ángeles. «Detienen a todos y dicen ‘más adelante aclaramos las cosas’. Pero aclarar las cosas puede querer decir que se separan familias y se interrumpen los sistemas de apoyo de esta gente».

Defensores de los inmigrantes dicen que muchos de ellos tienen miedo de enviar sus hijos a la escuela y de ir a la iglesia, al trabajo o a un hospital.

El pastor organizó una cadena de llamadas telefónicas. Si se entera de que hay una redada en su comunidad, llamará a cinco personas, estas a otras cinco. Todas se presentarán frente al edificio y gritarán: «Que se vaya el ICE».

«Nuestra única arma», dijo, «es la solidaridad».

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