Por Klaus Blume
Berlín
Agencia/dpa

¿Candidato de consenso o lucha en la votación? En Alemania se elegirá en tres meses un nuevo presidente federal, pero aún sigue sin estar claro quiénes serán los candidatos. El domingo se reúnen de nuevo los líderes del Gobierno alemán para debatir al respecto.

Alemania tiene que buscar a un nuevo jefe de Estado, que ocupe el Palacio de Bellevue después de que el actual presidente Joachim Gauck decidiese no presentarse para un segundo mandato por motivos de edad.

El día de la votación, fijada para el 12 de febrero de 2017, se acerca y los grandes partidos alemanes deben proponer a un candidato y en la medida de lo posible, lograr un consenso.

El Gobierno de coalición, formado por conservadores (CDU/CSU) y socialdemócratas (SPD), quiere presentar un candidato común. Sin embargo, aún no lo han encontrado. El domingo, los líderes de los tres partidos -Angela Merkel (CDU), Horst Seehofer (CSU) y Sigmar Gabriel (SPD)- quieren volver a reunirse para ver si logran encontrar uno.

El vicecanciller alemán, Sigmar Gabriel, puso sobre la mesa al popular ministro de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, como candidato. Sin embargo, muchos políticos de la Unión Cristianodemócrata (CDU) y de su partido hermanado del sur, la Unión Cristianosocial (CSU), no están aún preparados para elegir a un político importante del SPD como presidente. Menos aún, siete meses antes de las elecciones generales en Alemania.

El presidente federal de Alemania no se elige directamente, sino que lo hace la llamada Asamblea Federal, que sólo se reúne para este fin. A ella pertenecen los 630 diputados del Parlamento alemán e igual número de representantes de los 16 estados federados.

La CDU/CSU es con distancia el grupo más fuerte, pero con 542 o 543 de un total de 1.260 no tiene la mayoría para elegir al nuevo jefe de Estado. También ellos necesitarían el apoyo de otros partidos para su propio candidato.

La pregunta es también, quién del partido de la canciller alemana podría presentarse al puesto. Norbert Lammert, que desde hace once años es presidente del Parlamento alemán y un gran orador, podría contar con el apoyo de políticos más allá de la CDU. Sin embargo, él ya ha dejado claro que no tiene interés alguno en convertirse en presidente.

El presidente federal de Alemania tiene, de acuerdo con la Constitución alemana, muy poco poder político. Sin embargo, como jefe de Estado representa al país dentro y fuera, puede orientar con sus discursos y puede ser un elemento integrador en tiempos de ruptura política. Grandes hombres como el liberal Theodor Heuss (1949-1959) o el cristianodemócrata Richard von Weizsäcker (1984-1994) marcaron la historia de Alemania.

A veces, la elección del presidente federal es vista también como un cambio de Gobierno anticipado, cuando en la Asamblea Federal existe una mayoría diferente a la del Bundestag. Ése fue el caso, por ejemplo, de la votación en 2004, cuando gobernaba la coalición del SPD con Los Verdes, con Gerhard Schröder como canciller.

Gracias a los buenos resultados obtenidos por los cristianodemócratas de Merkel en las elecciones regionales, estos contaban junto con los liberales con la mayoría en la Asamblea Federal y eligieron al político de la CDU Horst Köhler como presidente. En 2005, también se puso fin a la mayoría SPD-Verdes en el Bundestag y Merkel se convirtió en canciller.

Sin embargo, Horst Köhler resultó no ser un acierto y tras un impecable primer mandato, acabó dimitiendo un año después de su reelección en 2009 debido a unas declaraciones críticas sobre la política de defensa alemana. Hasta entonces, nunca antes había dimitido un presidente.

Como sucesor, Merkel nombró al primer ministro de Baja Sajonia Christian Wulff, que el 30 de junio de 2010 fue elegido en tercera vuelta. Pero debido a unas acusaciones de corrupción, que posteriormente acabaron siendo insostenibles, Wulff dimitió de su puesto en febrero de 2012.

Fue entonces cuando llegó la hora de Joachim Gauck. El crítico con el antiguo régimen de la República Democrática Alemana (RDA), que no pertenecía a ningún partido, fue elegido el 18 de marzo de 2012 con un amplio apoyo de la Asamblea Federal y cumplió como presidente con las expectativas puestas en él.

Ahora no hay a la vista un candidato de consenso sin partido político. El líder del Partido Liberal (FDP), Christian Lindner, reclamó a la gran coalición acabar ya con la búsqueda de un candidato común y en su lugar, presentar mejor dos personalidades que se enfrenten en una competición justa en la Asamblea Federal.

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