Brasilia
DPA

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, volvió hoy a calificar el controvertido juicio político en su contra como un «golpe de Estado» y pidió al Senado rechazar su inminente destitución en una emotiva intervención ante la Cámara.

«No cometí los delitos de los que soy acusada injusta y arbitrariamente», dijo Rousseff, suspendida de su cargo desde mayo, en su discurso de defensa ante los 81 senadores que deben decidir en las próximas horas sobre su destitución definitiva.

«La acusaciones dirigidas contra mí son meros pretextos», agregó la mandataria respecto a las acusaciones de que su Gobierno cometió «crímenes de responsabilidad» por maquillar las cuentas públicas para esconder el verdadero déficit fiscal del Estado.

Rousseff aseguró asimismo que esperará a la votación final que debe conseguir una mayoría de dos tercios (54 votos) en el Senado para destituirla, y que no renunciará de ninguna manera a su cargo.

«Jamás lo haría porque nunca renuncio a la lucha», aseguró una combativa Rousseff, que aseguró también que convocará elecciones en caso de mantener su cargo.

La destitución de la mandataria de 68 años este martes o miércoles se da prácticamente por segura, ya que fue el propio Senado el que la suspendió el 12 de mayo con una clara mayoría.

El previsible final de los más de 13 años de Gobierno del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) de Rousseff quedó casi encauzado después de que su principal aliado, el centroderechista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) del vicepresidente Michel Temer, abandonara su Ejecutivo.

El conservador Temer es desde mayo presidente interino y asumiría definitivamente la jefatura de Estado hasta las elecciones de 2018 en caso de que Rousseff sea destituida.

El juicio contra Rousseff está enmarcado en varios escándalos de corrupción que salpican prácticamente a toda la clase política brasileña y en una dura crisis económica en la primera economía de América Latina.

La presidenta, que luchó como guerrillera clandestina en los años 60 y 70 contra la dictadura militar, reiteró hoy su rechazo al Gobierno interino de Temer, al que acusa de «traidor» y «usurpador».

Rousseff atribuyó el proceso de destitución al que calificó de «ilegítimo» a intereses «ultraconservadores». «Hicieron todo para destabilizarme a mí y a mi Gobierno», aseguró Rousseff.

«Estamos a un paso de la consumación de una grave ruptura institucional», expresó también la mandataria en un emotivo discurso de unos tres cuartos de hora ante el Senado.

«Estamos a un paso de la concretización de un verdadero golpe de Estado», agregó Rousseff, que recordó en pasajes de su discurso la tortura que sufrió siendo una joven militante de izquierda a manos de la dictadura.

«En el sistema presidencialista no basta la eventual pérdida de la mayoría parlamentaria para destituir a un presidente», consideró. «Voten contra el ‘impeachment’. Voten por la democracia», cerró Rousseff su intervención dirigiéndose a los senadores que podrían estar aún indecisos respecto a su voto final.

La presidenta, que se sometió después de su intervención a preguntas de los legisladores, llegó a la Cámara poco después de las 9 de la mañana hora local (12:00 GMT) acompañada por su mentor político, el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, y varios de sus ex ministros.

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