Washington
DPA

El nombre de tres políticos hispanos suena estos días con fuerza entre los posibles candidatos a vicepresidente que irían en la papeleta electoral con Hillary Clinton en caso de que la ex primera dama logre hacerse con la candidatura demócrata a las elecciones presidenciales de noviembre.

En las quinielas a vicepresidente destacan el secretario de Trabajo Tom Pérez, el secretario de Vivienda Julián Castro y el congresista por California Xavier Becerra. Además de estos tres políticos hispanos, la prensa especula sobre la posibilidad de que Clinton elija a la senadora por Massachusetts Elizabeth Warren o al senador por Ohio Sherrod Brown como candidato a vicepresidente.

Si finalmente Clinton es la nominada demócrata, deberá elegir a su candidato a vicepresidente antes de la Convención Nacional de su partido, que tendrá lugar del 25 al 28 de julio en Filadelfia (Pensilvania).

«Creo que la cualidad más importante es que esa persona (el candidato a vicepresidente) puede convertirse en presidente en cualquier momento. No hay cualidad más importante que esa. E intento tomármelo muy en serio y encontrar a una persona que tenga la confianza de que va ser un buen socio, pero lo que es más importante, que puede ser un buen presidente de Estados Unidos», dijo Clinton en una entrevista reciente con CNN.

El vicepresidente ejerce la presidencia en forma definitiva cuando el presidente muere, renuncia o es apartado de su cargo por un impeachment.

Pérez y Castro son de dos de los miembros del Gabinete del presidente Barack Obama que han apoyado públicamente la candidatura de Hillary Clinton a las elecciones presidenciales de 2016. Y Becerra también hace campaña por Clinton en California.

Becerra y Pérez hablan bien español y Castro, que ha sido criado en inglés, lo está aprendiendo.

Pérez, un neoyorquino de origen dominicano, es secretario de Empleo desde julio de 2013. Estudió derecho en las prestigiosas universidades de Brown y Harvard, gracias a becas.

Antes de ocupar un puesto en el Gabinete de Obama fue fiscal general adjunto para Derechos Civiles en el Departamento de Justicia durante el primer gobierno de Barack Obama.

Pérez, de 54 años, fue clave a la hora de implementar la Ley Shepard-Byrd para la prevención de los delitos de odio, que ayudó a proteger a la comunidad LGBT. Y ha luchado arduamente para proteger el derecho al voto de las minorías en Estados Unidos.

Su nombre sonó fuerte en 2014 entre los candidatos para fiscal general de Estados Unidos, aunque finalmente la elegida fue la afroamericana Loretta Lynch.

Castro, de origen mexicano, fue alcalde entre 2009 y 2014 de San Antonio (Texas), la séptima mayor ciudad de Estados Unidos. Es considerado una estrella ascendente en el Partido Demócrata. Castro, de 41 años, es secretario de Vivienda desde julio de 2014.

Cuando Obama lo nombró en el puesto, la prensa estadounidense especuló que lo había hecho para aumentar su perfil, ya que a nivel nacional no era conocido.

Muchos analistas y estrategas políticos ven a Julián Castro como el Obama latino. Tanto Castro como Obama son demócratas, pertenecen a una minoría, fueron criados por sus madres, estudiaron en universidades de élite y son representantes de la cara más multicultural de Estados Unidos.

Su madre, Rosie Castro, es una de las activistas más carismáticas e influyentes del movimiento chicano o mexicanoamericano en San Antonio. Y su hermano gemelo Joaquín Castro es desde enero de 2013 congresista por Texas.

El nombre del congresista Becerra, de origen mexicano, suena estos días con más fuerza en los círculos políticos de Washington después de que el diario New York Times hiciera un perfil sobre él.

Becerra, de 58 años, es congresista por California desde enero de 1993. Al igual que otros congresistas hispanos, Becerra ha sido muy activo en la lucha por una reforma migratoria, bloqueada en la cámara baja por los republicanos.

Artículo anteriorDemócratas piden a Sanders que se haga a un lado
Artículo siguienteDiario: Bombardeos y espionaje no evitaron ataques en París