Por MARCOS ALEMAN,
SAN SALVADOR,
Agencia AP
El sacerdote pasionista, conocido como el padre Toño —que ya enfrenta otro juicio por los cargos de tráfico de influencias e introducción de objetos ilícitos a cárceles_, compareció ante el Juzgado Especializado de San Salvador para la audiencia de imposición de medidas, y después de la presentación de pruebas por parte de la Fiscalía General de la República y los alegatos de los defensores, el tribunal dictaminó su detención provisional.
El religioso estará recluido en los calabozos de la División Antinarcóticos de la Policía Nacional Civil mientras se fija la fecha para la nueva audiencia.
Horas antes de conocerse las nuevas acusaciones, un juzgado lo dejó en libertad condicional mientras sigue el proceso judicial luego de que el miércoles fue acusado de vínculos con agrupaciones ilícitas, tráfico de influencias e introducción de objetos ilícitos a las cárceles para favorecer a pandilleros.
El tribunal también ordenó la detención provisional de 37 miembros de la pandilla Barrio 18, acusados de los delitos de agrupación ilícita y extorsiones.
La fiscal a cargo del caso, Elsy Amaya, dijo al ingresar al tribunal que tiene las pruebas de que el sacerdote está vinculado a la pandilla Barrio 18, y afirmó que cuentan con grabaciones telefónicas de las conversaciones del prelado con uno de los cabecillas de esa estructura criminal, Carlos Ernesto Mujica Lechuga, conocido como «El Viejo Lín», y otro pandillero al que identificaron como «El Payaso».
Amaya afirmó que López Tercero pidió a las autoridades de Centros Penales que se bajara la intensidad en el bloqueo de las señales a teléfonos celulares en las cárceles, desde donde supuestamente se hacían las extorsiones. Además, aseguró que gestionó el traslado de pandilleros de una cárcel de máxima seguridad a otro centro penitenciario.
La fiscal dijo que el sacerdote introdujo a las cárceles objetos ilícitos, como celulares, televisores, reproductores de televisión, joyas y otros objetos prohibidos.
Por su parte el abogado Nelson Flores, que defiende al sacerdote, consideró que la acusación es similar a la anterior y afirmó que «hay una persecución política contra el padre Toño» por su trabajo de rehabilitación de pandilleros y por su actitud crítica al trabajo de seguridad pública.
La abogada Berta De León, que forma parte del equipo de defensores, descalificó las supuestas pruebas de la Fiscalía y dijo que, al revisar el juicio, se comprobaron que «no se tienen reportes de que el padre efectivamente haya sido sorprendido ingresando esos objetos», al tiempo que afirmó que «son meras especulaciones e interpretaciones fiscales de estas supuestas llamadas».
El sindicado es párroco de la iglesia San Francisco de Asís, que se encuentra en Mejicanos, un populoso municipio ubicado en la periferia norte de la capital El Salvador, donde desde hace más de 15 años desarrolla trabajos de reinserción de pandillas. También realiza un trabajo pastoral en las cárceles del país.