Barcelona,
Agencia dpa

«Ha puesto las cosas muy fáciles», dijo hoy en Barcelona el jefe del gobierno catalán, Artur Mas, a quien el escándalo protagonizado por el hombre al que califica como su «padre político» debilita en el proceso soberanista que lidera en la región del noreste de España.

La confesión de Pujol, jefe del gobierno regional de Cataluña durante de 1980 a 2003, ha provocado un terremoto en la vida política del país, justo antes de la reunión que Mas y el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, mantendrán mañana miércoles.

En el Palacio de La Moncloa abordarán después de un año sin relación entre ambos la consulta de autodeterminación que el catalán quiere hacer el 9 de noviembre y que Rajoy rechaza por inconstitucional.

Los privilegios a los que renuncia Pujol, de 84 años, son entre otros una pensión vitalicia de algo más de 86.000 euros al año (más de 115.000 dólares), una oficina y un automóvil con conductor.

Deja también la presidencia honorífica de CDC, el partido de Mas, y el cargo de presidente honorífico de CiU, la federación en la que la formación se integra, de la que fue cofundador y la cual gobierna en la región del noreste de España.

Lo único que mantiene es el título de «Molt Honorable» (muy honorable) que tienen todos los ex jefes del Ejecutivo catalán.

Pujol transmitió a Mas su deseo de dejar los cargos el viernes, horas antes del comunicado en el que confesó haber tenido una fortuna procedente de una herencia de su padre en paraísos fiscales, evadiendo impuestos a la Hacienda española. La pérdida de los privilegios como ex jefe del Ejecutivo catalán la pactaron el lunes.

Mas se mostró hoy afectado y confesó sentir «pena y compasión» por Pujol, el hombre que hace algo más de diez años lo eligió como delfín y al que debe prácticamente todo en su carrera política. «Siento un gran dolor personal», explicó. Y quiso poner en valor la figura de su mentor político, más allá de este tema. «Es una persona que ha trabajado toda su vida por este país», señaló.

Pero ante la reunión con Rajoy, en la que los dos se sentarán con ánimo de diálogo pero con posiciones enfrentadas que impiden un pacto, el líder catalán asegura que el escándalo de su mentor carece de incidencia en el proceso.

«La hoja de ruta está trazada y consensuada con mucha gente», dijo Mas. «Quiero hacer notar que el país está por encima de cualquier persona, por importante que sea (….) Aquí no se para nada».

El ministro de Justicia español, Alberto Ruiz-Gallardón, avanzó que tras la confesión de Pujol debe haber una investigación de la administración tributaria. «En función de los hechos y de las cuantías, podría producirse una investigación tanto del Ministerio Fiscal como del Poder Judicial», añadió.

Pujol, de momento, tendrá que plantearse dar explicaciones en el Parlamento regional catalán, después de que todos los grupos excepto CiU suscribieran hoy una petición de comparecencia del ex presidente. No está obligado a acudir, pero si lo hace, sus explicaciones no llegarán seguramente hasta septiembre, tras las vacaciones estivales.

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