Trabajadores médicos con equipo de protección se preparan para extraer sangre de los voluntarios que participan en una prueba de una vacuna. Foto AP

Por Marcela Castillo

El principal neumólogo de Rusia, Alexander Chuchalin, ha dimitido de su puesto en el Consejo de Ética del Ministerio de Salud de Rusia debido a las “graves violaciones” en que se produjeron en el proceso de producción de la vacuna de Putin.

Según Chuchalin, la vacuna Sputnik V [nombre en honor a los antiguos satélites espaciales soviéticos] fue aprobada anticipadamente, sin estar lista, pese a sus intentos de bloquear el registro del fármaco “por motivos de seguridad”.

El pasado martes, Rusia se posicionó en la atención del mundo y la lucha contra el virus tras anunciar que registraba la “primera vacuna” contra el COVID-19.

Sin embargo, el principal neumólogo de Rusia ha confirmado a los medios de comunicación que la vacuna fue concebida de manera prematura y ha reconocido que no se respetaron ciertos criterios éticos, fundamentales, en la producción de este tipo de fármacos.

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LOS CREADORES DE LA VACUNA

La vacuna rusa fue creada por el director de Gameleya, Alexander Gintsburg, junto al coronel médico y principal virólogo del ejército ruso, Sergey Borisevich.

Chuchalin ha asegurado que cuestionó a los dos médicos para comprobar si habían respetado todos los procedimientos que impone tanto la legislación de la Federación Rusa como la comunidad científica internacional.

“Se ha violado gravemente uno de los principios éticos de la medicina: no causar daño”, fue la conclusión a la que llegó el reconocido neumólogo. El Daily Mail ha informado que, de momento, Chuchalin ha decidido no dar detalles sobre los motivos de su renuncia.

No obstante, concedió una entrevista a un medio ruso unos días antes de retirarse del Consejo de Ética del Ministerio de Salud de Rusia, en la que expresó su tristeza ante los hechos y manifestó que “es vital conocer el efecto de la vacuna más a largo plazo”.

El presidente ruso Vladimir Putin anunció hace una semana la primera vacuna, según él, contra el COVID-19. Foto La Hora/AP/Alexei Druzhinin, Sputnik, Kremlin.

Según Chuchalin, este tipo de vacunas se forman a partir de “sustancias biológicas que no se manifiestan de inmediato, sino solo después de uno o dos años”, ha remarcado. “Nosotros, como revisores éticos, nos gustaría comprender, en primer lugar, lo segura que es para los humanos”, ha sido el mensaje con el que terminó la entrevista.

El exjefe del laboratorio de enfermedades peligrosas en el Vector Institute de Siberia, Alexander Chepurnov, ha alertado a los medios de comunicación sobre las graves consecuencias de aprobar una vacuna precipitadamente y afirma que, incluso, podría aumentar significativamente la propagación del virus.

Chepurnov ha especificado que “se necesita tiempo, los anticuerpos son diferentes. En algunas situaciones, la infección por coronavirus se intensifica con algunos anticuerpos. Debería saberse qué anticuerpos produce la vacuna” y asegura que “sin esa información, es imposible hablar sobre el lanzamiento de una vacuna”.

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