Más allá de los acuerdos logrados entre los dos líderes mundiales esta semana: Joe Biden, presidente de Estados Unidos y Vladimir Putin, mandatario ruso; en donde se reincorporaron embajadores, hubo avances en el debate sobre los ciberataques y los derechos humanos, el lenguaje subliminal de esta cumbre aporta también una serie de mensajes.
Brenda Sanchinelli Izeppi, consultora en imagen pública, política y empresarial, analiza algunos elementos de lo que calificó como una reunión tensa pero efectiva, la cual se llevó a cabo el pasado miércoles en Ginebra, Suiza. Desde el saludo, la vestimenta, el punto de la reunión o el protocolo, son parte del contexto de esta histórica reunión que duró cerca de cuatro horas, y donde el diálogo directo entre ambos mandatarios fue de dos horas, menos de lo programado, según BBC.
PODERES EN JUEGO
Cada uno fue recibido por el presidente de Suiza, Guy Parmelin, con una pequeña diferencia. Joe Biden es quien suele presentarse de primero en las reuniones. Esta vez no fue así, llegó después. Y fue el presidente Putin quien lo esperó. “Vemos un juego de poderes, donde los pequeños detalles cuentan”, explica, pues nos referimos a los líderes que cuentan con las potencias nucleares más grandes del planeta.
La forma de dar la mano lleva un mensaje. Cuando se muestra la parte posterior, se dice que es cuando la persona está en control de la reunión. Vistos de frente, Putin se puso del lado estratégico, saludó con la mano derecha frente a las cámaras.
Puede que haya sido planificado o no, pero se ha visto en otras reuniones que algunos líderes se han peleado por esta posición. Usualmente, cuando hay una relación amistosa entre los países, el mandatario que está en control le da a su homólogo una palmada en la espalda. “Esta vez no hubo tal gesto de uno ni de otro”, observa Sanchinelli.
Por detalles como esos, se observa que fue una reunión tensa, correcta, protocolar y muy pragmática. “Quizás lo más tenso en la última década”. Algo muy contrario a la reunión con el expresidente Donald Trump donde incluso, comenta, hubo complicidad entre ambos.
LA VESTIMENTA
El presidente Putin escogió para la ocasión un traje negro y corbata en tono uva. El negro significa una persona muy elegante, pero a la vez distante. “Casi siempre va con corbata corinta, no creo que tuviera un mensaje específico, aunque normalmente los políticos no escogen el traje negro”, observa.
El presidente Biden, en cambio, escogió un conjunto en azul marino y una corbata en tono celeste, acorde a los colores que usa y simbolizan los colores de la bandera de Estados Unidos.
La forma de sentarse, Biden con la pierna cruzada se notaba relajado, mientras Putin, con las piernas abiertas y manos entrelazadas. Así estuvo durante varias horas. Las actitudes faciales tensas de ambos.
CONFERENCIA DE PRENSA
Posteriormente, para evitar cambios de opinión, cada mandatario dio una conferencia de prensa por separado. Por un lado, se observa a Putin bastante tranquilo y relajado, con mucha confianza, e incluso alabó la experiencia de su homólogo estadounidense.
Biden, en cambio, se quitó el saco a media conferencia y lo dejó en el piso. “Esto denotó el estrés, calor, molestia. Lo normal es que se lo diera a un asistente, pero prefirió tirarlo al piso y nadie se atrevió a irlo a recoger”, comenta. Incluso, a un periodista le respondió en forma grosera, al punto que después se disculpó.
EL LUGAR
Fueron recibidos en Villa la Grange, en Ginebra, Suiza, conocida como la “ciudad de la paz”, no solo un país neutral, sino en un bello palacio de mucha tradición. Construido en el siglo XVIII, ha sido escenario de momentos históricos y personajes distinguidos. Fue el sitio donde se firmó la Convención de Ginebra, en 1864. Un siglo después, en 1969, el Papa Pablo VI celebró una misa ante 70 mil personas en el parque.
Rodeado de una seguridad impresionante, como requisito, los periodistas no solo debían estar acreditados, sino también con “pasaporte de vacunación”, comenta la experta en imagen.
Incluso los barcos que suelen quedarse a la orilla del lago Leman, para cuidar seguridad de dos grandes líderes. “En general, se limaron asperezas, fue tensa, educada, pero se lograron los objetivos”, puntualizó Sanchinelli.
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