Israel amplió el sábado su campaña terrestre en la Franja de Gaza con infantería y vehículos blindados respaldados por ataques «masivos» por mar y aire. El ministro de Defensa israelí dijo que «tembló el suelo en Gaza» y la guerra contra el régimen de Hamas en el territorio inició una nueva etapa.
El bombardeo, descrito por los habitantes de Gaza como el más intenso de la guerra, eliminó la mayor parte de las comunicaciones en el territorio. Los 2,3 millones de habitantes del enclave quedaron aislados del mundo, y el ejército israelí pasó a controlar la narrativa en la nueva etapa.
El ejército difundió imágenes granuladas de columnas de tanques que avanzaban lentamente por zonas abiertas en Gaza, muchas de ellas aparentemente cerca de la frontera, y apuntó que su aviación alcanzó docenas de túneles y búnkeres subterráneos de Hamás. Estas estructuras subterráneas son un blanco crucial hacia el objetivo de aniquilar al grupo gobernante tras su sangrienta incursión en Israel hace tres semanas.
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«Hemos pasado a la nueva etapa de la guerra», dijo el ministro de Defensa, Yoav Gallant, en declaraciones transmitidas el sábado. «Anoche, tembló el suelo en Gaza. Atacamos sobre tierra y bajo tierra… Las fuerzas tienen instrucciones claras. La campaña continuará hasta nuevo aviso».
Sus declaraciones fueron indicio de una escalada hacia lo que se prevé será una ofensiva en regla en el norte de Gaza. Desde hacía días, Israel acumulaba cientos de miles de soldados a lo largo de la frontera. Hasta ahora, sus tropas habían realizado breves incursiones nocturnas antes de regresar al país.
El número de palestinos muertos en Gaza ha superado los 7.700 desde el 7 de octubre, con 377 muertes registradas desde el viernes a la noche, según el ministerio de Salud del territorio. La mayoría de los muertos eran mujeres y niños, dijo el ministerio. El vocero del ministerio, Ashraf al-Qidra, dijo a la prensa que la destrucción de las comunicaciones ha «paralizado totalmente» la red de salud.
La gente no tenía medios para llamar a las ambulancias, y los equipos de emergencia se dirigían hacia el estruendo de la artillería y las bombas para buscar a los heridos.
Algunos civiles removían escombros con las manos para alzar a los heridos y llevarlos en autos particulares o carros tirados por burros al hospital. En un video publicado por medios locales, se veía a palestinos corriendo por una calle arrasada, portando sobre una camilla a un hombre cubierto de sangre y polvo. Alzaron la camilla a la caja de una camioneta y le gritaron al conductor, «¡ve, ve!»
La pérdida de la conexión a internet y de las líneas telefónicas supone un nuevo revés para un sistema médico y de ayuda que, según los trabajadores humanitarios, estaba ya al borde del colapso por el sitio impuesto por Israel hace tres semanas. Más de 1,4 millones de personas han huido de sus hogares y casi la mitad se cobijan en escuelas y albergues de Naciones Unidas. Los cooperantes apuntan que el goteo de ayuda humanitaria que Israel ha dejado entrar al enclave desde Egipto en la última semana es una pequeña fracción de lo que se necesita.
Los hospitales de Gaza han buscado combustible para los generadores de emergencia que alimentan las incubadoras y otros equipos vitales.
La agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos, que gestiona una amplia red de albergues y escuelas para casi la mitad de los desplazados que residen en el territorio, ha perdido el contacto con la mayoría de sus empleados, dijo su vocera, Juliette Touma, el sábado. Los ataques aéreos nocturnos fueron «los peores y más intensos hasta la fecha», agregó apuntando que la coordinación de los esfuerzos de ayuda era ahora «extremadamente complicada».
El director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom, indicó que el apagón ha hecho «imposible que las ambulancias lleguen a los heridos». «Seguimos sin tener contacto con nuestro personal e instalaciones sanitarias. Estoy preocupado por su seguridad», escribió el jefe de la OMS en X, la red social antes conocida como Twitter.
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La intensificación de la campaña aérea y terrestre generó nuevas preocupaciones acerca de la seguridad de las docenas de rehenes que fueron llevados a Gaza tras el asalto insurgente. El sábado, familiares de los rehenes se congregaron en una plaza del centro de Tel Aviv para exigir una reunión con el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, y con Gallant.
Piden que Israel presione para que se libere a los cautivos antes de seguir adelante con su campaña contra Hamas. El vocero militar, Daniel Hagari, apuntó el sábado que la cifra de rehenes confirmada es ahora de 229 personas, tras la liberación de cuatro mujeres en los últimos días gracias a la mediación de Egipto y Qatar.
En su conferencia de prensa, rechazó los reportes de prensa sobre un posible acuerdo para un alto el fuego a cambio de la liberación de los rehenes, calificándolos de «explotación cínica», sobre todo por parte de Hamás, de la ansiedad de las familias afectadas.
Israel sostiene que sus ataques se dirigen contra los combatientes y la infraestructura de Hamás y que los militantes operan entre civiles, poniéndolos en peligro. Más de 1.400 personas murieron en Israel durante el ataque de Hamás del 7 de octubre, de las cuales al menos 310 eran soldados, según el gobierno.