La Comisión Nacional de Salud china redujo su reporte diario de casos de COVID-19. Foto La Hora. AP.

La Comisión Nacional de Salud china redujo su reporte diario de casos de COVID-19 a partir del miércoles en respuesta a un drástico descenso en las pruebas PCR desde que el gobierno suavizó las medidas contra la enfermedad, y después de que las cifras diarias batieran máximos récord.

La comisión indicó en un aviso en su sitio web que ya no publicaría cifras diarias de casos asintomáticos porque resultaba «imposible determinar con precisión el número real de personas infectadas asintomáticas», que en general eran la gran mayoría de los nuevos pacientes. Sólo se reportarán los casos confirmados detectados en centros públicos de análisis.

Eso plantea un importante desafío para China conforme relaja su estricta política de «cero COVID». Ahora que las pruebas masivas PCR ya no son obligatorias y las personas con síntomas moderados pueden recuperarse en casa, y no en hospitales de campaña conocidos por el hacinamiento y la mala higiene, se ha vuelto más difícil estimar el número real de casos.

Las calles de Beijing se han quedado inusualmente silenciosas. Hay filas ante las clínicas para pacientes con fiebre -que se han ampliado de 94 a 303 centros- y las farmacias, donde los medicamentos para el resfriado y la gripe se han vuelto más difíciles de encontrar.

Pese a un impulso en la vacunación de ancianos, dos centros habilitados en Beijing para administrar dosis estaban vacíos el martes salvo por el personal médico. Pese al temor a un gran brote, había pocos indicios de un gran aumento de pacientes. Una docena de personas esperaba a recibir los resultados de pruebas diagnósticas en la unidad de fiebre del Hospital Amistad China-Japón en Beijing. Enfermeras con trajes completos de protección comprobaban el estado de los pacientes uno a uno.

Unos pocos kilómetros (millas) más al sur, en el Hospital de Chaoyang, una docena de personas esperaba en una hilera de carpas azules que les cobijaban del viento en temperaturas bajo cero. Una persona de la fila sacó un bote de desinfectante y lo roció a su alrededor mientras esperaba.

Al otro lado de la calle, en la farmacia de Gaoji Baikang, una docena de personas esperaba a recibir medicación para la tos y remedios chinos elaborados con hierbas. Un cartel advertía a los clientes: «eviten el pánico y el acaparamiento, hacemos todo lo que podemos para poder aprovisionarnos para cubrir sus necesidades médicas». Un hombre que salía había comprado dos paquetes de Lianhua Qingwen, un remedio herbal chino, y dijo que era el máximo que se permitía comprar por persona.

Las consultas a teléfonos de información de salud se multiplicaron por seis, según medios estatales. Sn contar los casos asintomáticos, China reportó apenas 2.249 positivos «confirmados» el miércoles, lo que elevaba el total del país a 369.918, más del doble que el 1 de octubre. El país ha contabilizado 5.235 muertes, en comparación con los 1,1 millones de decesos en Estados Unidos.

 

Las cifras proporcionadas por el gobierno no se han verificado de forma independiente, y se han expresado dudas sobre si el Partido Comunista, que gobierna el país, intenta minimizar las cifras de casos y muertes. El gobierno del presidente Xi Jinping sigue oficialmente comprometido con detener los contagios. Pero las últimas medidas sugieren que el partido tolerará más casos sin imponer cuarentenas ni prohibir desplazamientos y actividad empresarial, dentro de una retirada gradual de su estrategia «cero COVID».

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