Las autoridades chinas volvieron a enfrentar el jueves el enfado de la opinión pública tras la segunda muerte de un niño atribuida a la estricta aplicación de la política contra el coronavirus. Foto La Hora: AP.

Las autoridades chinas volvieron a enfrentar el jueves el enfado de la opinión pública tras la segunda muerte de un niño atribuida a la estricta aplicación de la política contra el coronavirus, que aumentó la frustración por los controles que confinan a millones de personas en sus casas y provocó enfrentamientos con trabajadores sanitarios.

Una niña de cuatro meses falleció tras sufrir vómitos y diarrea mientras estaba en cuarentena en un hotel en la ciudad de Zhengzhou, en el centro del país, según reportes en medios y publicaciones en redes sociales. Según las informaciones, el padre tardó 11 horas en conseguir ayuda luego de que los servicios de emergencias se negasen a atenderla y finalmente fue enviada a un hospital a 100 kilómetros (60 millas) de distancia.

El deceso se produjo después de que el gobernante Partido Comunista prometió este mes que no se impediría que las personas aisladas recibiesen ayuda urgente luego de las protestas por la muerte de un niño de 3 años por monóxido de carbono en el noroeste del país. Su padre culpó a los trabajadores de la salud de Lanzhou que, según dijo, trataron de impedirle que lo llevara al hospital.

Los internautas expresaron su enojo hacia la política «cero COVID» del Partido Comunista y exigieron que se castigue a los funcionarios de Zhengzhou por no ayudar a la población.

 

«Una vez más, alguien ha muerto por culpa de las excesivas medidas de prevención de la pandemia», escribió un usuario de la popular plataforma Sina Weibo. «Ponen su cargo oficial por encima de todo lo demás». El partido se comprometió la semana pasada a aliviar la cuarentena y otras restricciones incluidas en su estricto protocolo «cero COVID», que pretende aislar a toda persona contagiada. Pero los líderes chinos están tratando de disipar las esperanzas de que las medidas puedan levantarse a medida que otros países suavizan los controles y tratan de convivir con el virus.

La estrategia china ha mantenido la cifra de contagios en niveles más bajos que los de otros grandes países, pero cierra vecindarios, escuelas y negocios, a veces durante semanas. Los residentes de algunas zonas se quejan de haberse quedado sin comida y medicinas.

El repunte de los contagios registrado en las dos últimas semanas ha llevado a las autoridades de varias zonas del país a confinar a familias en sus abarrotados departamentos o a ordenar cuarentenas si se detecta un único positivo en su lugar de trabajo o barrio.

El gobierno reportó el jueves 23.276 nuevos casos en todo el país, de los cuales 20.888 eran asintomáticos. La cifra incluye los 9.680 detectados en el principal brote de esta semana, en Guangzhou, un centro de negocios del sur, cerca de Hong Kong.

Videos publicados en redes sociales esta semana, que se dijo que estaban grabados en la ciudad, mostraron a residentes furiosos derribando las barreras instaladas por trabajadores sanitarios equipados con overoles blancos. Los 1,8 millones de residentes del distrito de Haizhu fueron confinados la semana pasada, pero algunas de las restricciones se levantaron el lunes.

En la provincia de Henan, donde está Zhengzhou, otra de las ciudades más afectadas, se reportaron un total de 1.659 casos. El acceso a la zona industrial de Zhengzhou, que alberga la mayor fábrica de iPhone del mundo, se suspendió este mes luego debido a los brotes. Apple Inc. dijo que las entregas de su nuevo modelo, el iPhone 14, podrían demorarse.

 

Artículo anteriorNo solo desayunar, saber qué
Artículo siguienteMéxico refuerza sus controles migratorios en el sur del país