La tensión entre la prensa y el gobierno de Andrés Manuel López Obrador parece crecer día a día. El presidente redobló los ataques contra periodistas no solo nacionales, sino internacionales, pero también aumentaron las protestas de los reporteros con actos en el Congreso y en la conferencia presidencial matutina del miércoles.
Después del asesinato de cinco periodistas en las primeras seis semanas de 2022 y de días en los que el mandatario no ha parado de arremeter contra diversos comunicadores a los que considera comprados por sus enemigos, el miércoles dijo que algunos como el presentador de Univisión, Jorge Ramos, o Carmen Aristegui, una de las periodistas más reconocidas de México y colaboradora de CNN, deberían hacer publico su salario.
La ley mexicana exige que los funcionarios informen de sus sueldos y propiedades pero López Obrador dijo que los periodistas también deberían ser forzados a exhibir sus ingresos porque «tienen que ver con el presupuesto y con bienes públicos, y con la política» y «no representan al pueblo, representan a intereses creados».
Las arremetidas contra los periodistas aumentaron a finales de la semana pasada, cuando algunos divulgaron que el hijo mayor de López Obrador vivió en una casa lujosa en Houston, Texas, propiedad de un ejecutivo de una compañía que recibió contratos de la petrolera estatal mexicana. Las palabras más duras fueron contra Carlos Loret de Mola, un periodista de televisión, radio y prensa que en el pasado no ha estado exento de polémica, y al que calificó de «mercenario, golpeador, corrupto» y aseguró que tiene documentos que lo corroboran.
En la conferencia matutina del miércoles el malestar estaba presente.
La víspera, unos informadores boicotearon una conferencia de un senador de Morena, el partido del gobierno, y por la tarde, en la Cámara de Diputados, otro grupo protestó cuando intervino un diputado oficialista.
Dando la espalda al hemiciclo donde tenía lugar la sesión plenaria, los periodistas comenzaron a gritar «Nos queremos vivos» y «libertad de prensa» con los puños en alto, según se aprecia en la retransmisión oficial de la sesión en la que el audio se interrumpió varios minutos. Diputados de oposición se unieron después a corear las mismas consignas.
Numerosas organizaciones han denunciado la situación de la prensa en México y el miércoles se unió la Asociación Mundial de Editores de Noticias que en una carta al presidente expresó su «extrema inquietud» por los recientes asesinatos y pidió «acciones concretas y eficaces» para acabar con la impunidad, la violencia y que algunos periodistas tengan que recurrir a la autocensura como única protección, porque eso daña la democracia de una sociedad.
El ambiente está tan enrarecido que están proliferando los ataques entre los propios periodistas mientras otros, como la escritora y columnista Sabina Berman pedían dejar de dividir todo entre los que están a favor y contra del presidente, ya que esa simplificación solo sirve a los intereses de esos dos grupos y «no le conviene al ciudadano: borra sus intereses de la conversación pública», escribió en «El Universal».