El presidente turco Recep Tayyip Erdogan dio marcha atrás ayer a la amenaza de expulsar a los embajadores de 10 países de Occidente por manifestar su apoyo a un activista encarcelado, apaciguando una potencial crisis diplomática.
Creemos que estos embajadores, que han cumplido con su compromiso con el Artículo 41 de la Convención de Viena, serán ahora más cuidadosos en sus declaraciones», dijo Erdogan en comentarios televisados después de una reunión de tres horas con su gabinete en Ankara.
Los enviados, incluyendo los de Estados Unidos, Alemania y Francia, pidieron la semana pasada la liberación del filántropo Osman Kavala, quien ha estado en una prisión turca durante cuatro años a la espera de un juicio por cargos que muchos consideran infundados.
Los embajadores de Holanda, Canadá, Dinamarca, Suecia, Finlandia, Noruega y Nueva Zelanda también se sumaron al exhorto.
Cuando la reunión del gabinete se llevaba a cabo ayer, la embajada de Estados Unidos en Ankara tuiteó que «mantenía su cumplimiento» del Artículo 41, que establece las responsabilidades de los diplomáticos con respecto a las leyes del Estado anfitrión y de no intervenir en asuntos internos. Otras misiones publicaron el mismo mensaje.
La agencia de noticias estatal Anadolu consideró que tal medida fue como «recalcitrar». Citando fuentes de la presidencia, reportó que el desarrollo fue «recibido positivamente» por Erdogan.
«Quienes han dado forma a nuestro país como han querido en el pasado entraron en pánico cuando Turquía tomó su propia postura», afirmó Erdogan después de la reunión.
Catalogó las declaraciones iniciales como «indignantes» y como un ataque directo contra el poder judicial y la soberanía de Turquía.
«Nuestra intención nunca fue crear una crisis, sino proteger la dignidad de nuestro país», sostuvo el Presidente.
