CHICAGO / AP
Cien personas fueron baleados en Chicago durante el fin de semana largo por el feriado del 4 de julio, incluyendo 18 homicidios, informó el martes el Departamento de Policía de la ciudad.
Entre los heridos había por lo menos una decena de menores de edad y dos agentes de policía. Ninguno de ellos había perdido la vida hasta el martes por la mañana, pero tres de los menores se encontraban en condición grave.
El saldo fue similar al del fin de semana del 4 de julio del año pasado, cuando 17 personas fallecieron tras ser baleadas y otras 70 resultaron heridas. Una niña de 7 años y un niño de 14 estaban entre los muertos de ese fin de semana.
El superintendente de la policía, David Brown, atribuyó gran parte de la violencia con armas de fuego a un sistema judicial que permite que las personas acusadas de delitos violentos, como homicidio, sean puestas en libertad bajo vigilancia electrónica.
“Los tribunales que ponen a personas acusadas de homicidio de regreso en las comunidades… están creando un entorno inseguro para todos nosotros”, señaló Brown en una conferencia de prensa.
El juez presidente del condado Cook, Timothy Evans, discrepó con las críticas de Brown a la vigilancia electrónica, y señaló en un comunicado emitido el martes que está “basado en el principio constitucional de que no deben de ser encarcelados antes de ser juzgados, a menos que supongan un peligro significativo para la comunidad”.
Evans no mencionó a Brown por su nombre ni respondió de manera directa a sus comentarios sobre una niña de 7 años que perdió la vida tras ser baleada en abril, supuestamente por un hombre que estaba bajo vigilancia electrónica en relación a otro caso. Pero dejó claro que esos comentarios eran injustos.