Todas las comunas de la capital chilena retornarán a una cuarentena desde el sábado debido a la alta tasa de contagios de COVID-19 que mantienen al límite el uso de camas con respiradores, lo que obligó al gobierno a recurrir a los centros de salud barriales para internar a los enfermos que no tienen complicaciones ante la elevada ocupación de las unidades de cuidados intensivos.
La subsecretaria de Salud, Paula Daza, dijo el jueves que a pesar de que en las últimas semanas los nuevos contagios han disminuido en todo el país, en las 52 comunas de la capital “viven ocho millones de chilenos… (y) nos preocupa la situación de las camas críticas, especialmente porque estamos entrando al invierno”.
En la práctica el confinamiento no es tal porque millones de personas circulan a diario por las calles de la capital, donde 42 de sus 52 comunas están bajo cuarentena desde hace más de dos meses, gracias a pases que les permiten moverse libremente en el interior de sus barrios.
Chile recibe a diario un promedio de 200 nuevos pacientes graves en sus unidades de cuidados intensivos (UCI), lo que mantiene el nivel de ocupación de camas con ventilador en un 96% en el país y en un 98% en el gran Santiago.
Para disminuir la presión sobre las UCI las autoridades dispusieron que los pacientes con COVID-19 que no tienen complicaciones sean internados en centros de salud barriales, una medida muy criticada por los trabajadores de la salud. Su presidenta, Patricia Valdera, sostuvo que sirve “sólo para mantenerlos con oxígeno y que no se mueran en su casa”.
El subsecretario de Redes Asistenciales, Alberto Dougnac, desmintió a Valdera el jueves y aseguró que sólo el 20% de los enfermos que llegan a los centros barriales “son derivados a los servicios de urgencia». Agregó que esta estrategia permite “disminuir la sobrecarga que tienen los servicios de urgencia”.
El doctor Luis Castillo, coordinador de las camas críticas, anticipó la víspera que “se está trabajando en implementar” camas de uso intermedio para recibir a enfermos que ya no necesitan respirador pero que aún no pueden recibir el alta. “Estamos… incorporando a nueva gente, pero capacitada y entrenada”.
Chile es el país latinoamericano con más población inmunizada pero esto no ha impedido la alta tasa de contagios, aunque se ha mostrado eficaz en disminuir las posibilidades de que los enfermos lleguen a las UCI. Las autoridades afirman que más del 60% de los hospitalizados no se habían inoculado o tenían sólo una dosis. El país ya completó la inmunización del 57,8% de la población y el 75% tiene al menos la primera dosis.
La última semana de junio se iniciará la vacunación con Pfizer de los menores de 12 a 17 años, empezando por quienes tienen enfermedades de base y los internados en centros de niños y adolescentes vulnerables.
Durante la jornada el Instituto de Salud Pública de Chile, el ente regulador de medicamentos y vacunas, anunció la aprobación de la vacuna estadounidense Janssen, del laboratorio Johnson & Johnson, que se suma a las otras cuatro que ya se usan en el país: Pfizer, Sinovac, AstraZeneca y CanSino.
Chile ha registrado hasta ahora 1,4 millones de contagiados y más de 30.300 fallecidos, según el Centro de Ciencia e Ingeniería en Sistemas de la Universidad Johns Hopkins.