Una enfermera inyecta a un hombre una dosis de la vacuna de Pfizer contra el COVID-19. Foto: La Hora/AP/Arnulfo Franco.

PANAMÁ / AP

Panamá aprobó el lunes aplicar la vacuna de AstraZeneca contra el COVID-19 a mujeres mayores de 30 años para frenar una tercera ola de contagios, y puso en vigor nuevas restricciones a la movilidad en varias zonas donde hay un repunte de casos.

El ministro de Salud, Luis Francisco Sucre, informó que la medida de participación voluntaria es un intento por ampliar la cobertura de las inoculaciones a la mayor brevedad para evitar más infecciones. Debido a los informes de trombos asociados al uso de ese inmunizante, se estaba aplicando solamente a hombres mayores de 30 años y a mujeres mayores de 50.

“La decisión está basada en brindar protección a la mayor cantidad de personas en el menor tiempo posible y está justificada en datos científicos”, aseguró Sucre en un vídeo divulgado la noche del lunes. La inyección a ese grupo etario comenzará a suministrarse desde el miércoles, agregó.

De acuerdo con Sucre, “estamos a tiempo de contener y disminuir el impacto de una tercera ola” de casos.

El doctor Eduardo Ortega, director de la Secretaría de Ciencia y Tecnología y asesor del Consorcio de Investigación de Vacunas COVID-19 Panamá, dijo en el vídeo que se tomó en cuenta la amplia experiencia en el uso de ese fármaco en naciones como Gran Bretaña. Refirió, asimismo, que la OMS confirmó que «el beneficio de la vacuna en la prevención de casos y en las complicaciones graves asociadas con COVID-19 supera con creces cualquier efecto secundario”.

Panamá ha vacunado hasta el momento a más del 14% de su población en el marco de un plan de inmunización que comenzó la tercera semana de enero con el arribo del primer lote de la vacuna de Pfizer-BioNTech, la más suministrada hasta ahora. El primer envío de AstraZeneca llegó a mediados de abril.

Las autoridades han advertido desde hace semanas que el país centroamericano está a las puertas de una tercera ola a raíz del aumento de los contagios, los cuales llevaron a ampliar en dos horas el toque de queda nocturno vigente de lunes a domingo en la provincia de Panamá, incluida la capital, y el populoso distrito aledaño de San Miguelito.

Los críticos del gobierno remarcaron las incoherencias en las medidas y estimaron que afectarán algunas actividades económicas. A su vez, la ampliación del toque de queda obligará a cerrar más temprano los negocios.

En contrapartida, el mismo día se reactivaron otras actividades como las peleas de gallos, con aforo del 25%, una medida que le ha valido duras críticas a las autoridades.

El país de 4,2 millones de habitantes ha registrado hasta el momento más de 382.400 contagios y 6.404 fallecidos por COVID-19.

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