El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, da un mensaje ante el Parlamento. Foto La Hora/Sergei Shelega/BelTA Pool Photo vía AP

El presidente de Bielorrusia arremetió ayer contra Europa, acusándola de tratar de «estrangular» a su país con sanciones por el desvío de un avión de pasajeros y acusó a un periodista opositor –que iba a bordo y posteriormente fue detenido– de fomentar una «rebelión sangrienta».

Hablando ante legisladores y altos funcionarios, el presidente Alexander Lukashenko –quien lleva 26 años en el poder– defendió la decisión de ordenar al vuelo de Ryanair que aterrizara en Bielorrusia el domingo por una supuesta amenaza de bomba. El mandatario aseguró que era una «mentira absoluta» que una aeronave militar obligara al avión de pasajeros a aterrizar.

El avión salió de Atenas y se dirigía a Vilna, en Lituania, cuando fue obligado a desviarse a Bielorrusia aterrizar en Minsk, la capital bielorrusa. Una vez en tierra, la nave fue registrada y no se encontró ninguna bomba, pero Raman Pratasevich, periodista y activista de 26 años y su novia rusa fueron detenidos.

Líderes de la Unión Europea han expresado que el desvío del avión fue un acto de piratería.

«Actué de manera legal, protegiendo a las personas de acuerdo con las reglas internacionales», dijo Lukashenko, de 66 años, quien ha gobernado la antigua nación soviética con mano de hierro durante más de un cuarto de siglo, reprimiendo implacablemente la disidencia.

El presidente reforzó su argumento diciendo que el avión volaba no muy lejos de la planta de energía nuclear de Astravets y que por eso ordenó que los sistemas de defensa aérea estuvieran en alerta máxima.

También alegó que Pratasevich y sus asociados están coludidos con agencias de espionaje extranjeras para «organizar una masacre y una rebelión sangrienta en Bielorrusia».

Lukashenko ha enfrentado meses de protestas desde que las elecciones en agosto le dieron un sexto mandato, pero el gobierno ha redoblado la represión. Las autoridades han arrestado a más de 35,000 personas desde que comenzaron las marchas y miles han sido golpeadas.

Pratasevich, quien dejó Bielorrusia en 2019, se ha convertido en uno de los principales enemigos de Lukashenko. Ha usado una aplicación popular de mensajes para ayudar a organizar las protestas.

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