Migrantes que cruzaron recientemente la frontera española en Marruecos, tratan de llegar al puerto comercial de Ceuta, España. Foto La Hora/AP/Bernat Armangue.

La imagen de cientos de migrantes nadando o saltando las vallas que separan el enclave español de Ceuta del resto de África esta semana es un recordatorio cruel de cuánto depende la Unión Europea de los caprichos de las autoridades de países fuera del bloque si elige pagar para que se cumpla su política migratoria.

Desde que más de un millón de migrantes ingresaron a la UE en 2015, la mayoría de ellos refugiados que huían del conflicto armado en Siria, el bloque comercial más grande del mundo ha invertido grandes sumas para tratar de garantizar que los migrantes ya no partan hacia Europa en caminatas arduas por tierra o travesías peligrosas en el mar.

La UE otorgó miles de millones de euros y otros incentivos a Turquía, por ejemplo, para impedir que la gente se dirija a Europa. Aún así, apenas hace poco más de un año, el gobierno en Ankara permitió que miles de personas cruzaran la frontera terrestre a Grecia, desatando hechos de violencia que estuvieron cerca de tornarse en un conflicto abierto.

Esa disputa fue sobre la perspectiva de Turquía de que la UE no ha respaldado suficientemente su invasión del norte de Siria. Desde entonces, el bloque de 27 naciones se ha dedicado silenciosamente a estimular su acuerdo con Turquía con una oferta de aún más dinero e incentivos comerciales.

Quizá las autoridades de Marruecos están usando el mismo esquema cuando un país de la UE toma medidas que ellos, también, consideran inaceptables.

“Marruecos está jugando con la vida de las personas. No debe utilizar a las personas, entre las que figuran sus propios ciudadanos y ciudadanas, como peones en un juego político”, afirmó Virginia Álvarez, responsable de Política Interior e investigadora de Amnistía Internacional España.

Lo que queda claro es que más de 8.000 personas cruzaron a territorio español a lo largo de dos días esta semana. Muchas de ellas pusieron en riesgo su vida al rodear a nado un rompeolas a fin de llegar a la playa en el lado europeo.

Hanne Beirens, directora del Instituto de Política Migratoria, dijo a The Associated Press que la migración puede tener una presencia muy prominente en la mesa de negociaciones cuando la Unión Europea redacte los acuerdos con países fuera del bloque, sin importar su naturaleza.

“Hoy en día, si como un país externo tienes en tu poder una carta de migración en la mano, eres un jugador poderoso”, destacó Beirens.

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