El exvicepresidente de Ecuador Jorge Glas, capturado durante una irrupción policial en la embajada de México en Quito, fue hospitalizado el lunes por negarse a comer en la cárcel de Guayaquil adonde fue trasladado, sumando tensión a la crisis diplomática.
Glas, de 54 años y a quien México concedió asilo el viernes, «sufrió una posible descompensación por su negativa a consumir los alimentos provistos» en la prisión, señaló en un comunicado el servicio penitenciario (SNAI).
El exfuncionario (2013-2017) se encuentra «estable y permanecerá en observación» por varias horas en el Hospital Naval del puerto de Guayaquil (suroeste), añadió.
Vinicio Tapia, uno de los abogados del exvicepresidente, comentó a la AFP que se le ha impedido hablar con su cliente.
«No conocemos más de 60 horas (sobre su estado), no conocemos de él desde el momento que fue secuestrado en la embajada mexicana» el viernes, señaló.
Más temprano, medios locales reportaron, citando un informe policial, que Glas había sufrido un «coma profundo autoinducido» por el consumo de medicamentos antidepresivos.
La hospitalización del exvicepresidente se da en plena escalada de tensiones entre Ecuador y México, que avanza en la preparación de una demanda contra Quito ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ).
La querella se centrará en que la inédita intervención policial atentó contra la «inviolabilidad» de las sedes diplomáticas de la Convención de Viena de 1961, con miras a conminar a Ecuador a reparar el daño.
El asalto a la embajada, sin antecedentes recientes en el mundo, ha sido condenado por una treintena de países, entre ellos Estados Unidos y naciones europeas, y siete organismos mundiales y regionales como Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos.
Los líderes de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) debatirán una propuesta de «firme condena» y posibles sanciones contra Ecuador en una cumbre virtual el viernes, anunció la mandataria hondureña, Xiomara Castro, quien preside ese bloque.
ASILO A «DELINCUENTES»
La canciller Gabriela Sommerfeld sostuvo este lunes que Ecuador recibió «provocaciones» y «reiterados incumplimientos» a los pedidos para entregar a Glas, que se refugió en diciembre en la embajada mexicana en medio de una investigación por presunto peculado en el manejo de fondos para la reconstrucción de poblados costeros devastados por un terremoto en 2016.
Glas, que fue vicepresidente del exmandatario socialista Rafael Correa (2007-2017), salió de la cárcel en 2022 tras cumplir cinco de los ocho años que recibió en dos juicios por corrupción, uno de ellos junto a Correa, que está prófugo en Bélgica.
Ecuador considera que el asilo a Glas es «ilícito» y que contraviene normas internacionales, pues está siendo procesado por un delito común.
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El presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, se pronunció por primera vez sobre el tema este lunes y defendió su decisión de irrumpir en la legación mexicana argumentando que no podía correr «el riesgo de una inminente fuga».
«Al pueblo hermano de México quiero expresarle que siempre estaré dispuesto a resolver cualquier diferencia, pero que la justicia no se negocia, y que jamás protegeremos a criminales», expresó.
Para Sommeferld, lo más grave fue la declaración del mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador, en la que «cuestiona la legitimidad de las últimas elecciones» y «cuestiona un luto nacional que hasta el día de hoy lo llevamos», refiriéndose al asesinato del candidato presidencial centrista Fernando Villavicencio en vísperas de los comicios de agosto de 2023.
«SECUESTRADO»
En su habitual conferencia de prensa, López Obrador consideró a su vez que el operativo para arrestar a Glas -a quien México le mantiene el asilo- fue una medida «autoritaria» resultado de una combinación de inexperiencia, mala asesoría y búsqueda de apoyo popular de su homólogo ecuatoriano.
«Cuando hay gobiernos débiles, que no tienen respaldo popular o capacidad, se fabrican candidatos y el que no tiene experiencia llega» al poder, sostuvo el mandatario mexicano en Mazatlán (noreste), adonde acudió para observar el eclipse solar del lunes.
Tras la ruptura de nexos diplomáticos ordenada por López Obrador, los colaboradores de la embajada mexicana retornaron el domingo a su nación.
Su titular, Raquel Serur, fue declarada por el gobierno ecuatoriano «persona non grata» el jueves, un día después de los dichos de López Obrador.
El presidente mexicano acusa además a Quito de violar el derecho de asilo estipulado en la Convención de Caracas de 1954.
México cerró indefinidamente sus oficinas diplomáticas en Ecuador, mientras que Quito retiró a sus funcionarios de la embajada en Ciudad de México, pero mantiene abiertos sus dos consulados.
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