La justicia de El Salvador tiene una «deuda» con el asesinado arzobispo Óscar Arnulfo Romero, afirmó este miércoles un grupo de derechos humanos que lleva su nombre, al inicio de la conmemoración del 44º aniversario del crimen.
El proceso por el asesinato fue reabierto en 2017, pero no avanza y nadie ha sido condenado por este crimen que contribuyó al inicio de una cruenta guerra civil de 12 años (1980-1992).
«Yo creo que la deuda [de la justicia] es grande», declaró el sacerdote Trinidad Nieto, presidente del Comité Nacional Monseñor Romero, en una rueda de prensa frente a la capilla donde el prelado fue abatido el 24 de marzo de 1980.
«También yo diría que la institución eclesiástica está endeudada con monseñor Romero, porque fueron los primeros en querer callarlo», añadió el jefe del Comité, que también promueve el legado del arzobispo.
El proceso por el crimen fue reabierto a petición de Tutela Legal, una ONG que defiende a familiares de víctimas de la represión militar y los escuadrones de la muerte de la guerra civil.
«El proceso no ha avanzado, está estancado, y no hay voluntad de investigarlo y de procesar a quienes están involucrados», dijo a la AFP el abogado de Tutela Legal, Alejandro Díaz.
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El caso fue reabierto después de que en julio de 2016 la Corte Suprema derogó una amnistía que había perdonado las atrocidades perpetradas en la guerra civil.
El arzobispo murió de un disparo de un francotirador mientras oficiaba misa en la capilla del hospital La Divina Providencia en San Salvador. El sicario cobró 400 dólares, según publicó en 2010 un medio local.
Poco después del crimen estallaron las hostilidades entre una guerrilla de izquierda y gobiernos de derecha, que culminaron con más de 75.000 muertos y 7.000 desaparecidos, según cifras oficiales.
Una comisión de la verdad creada por la ONU concluyó en 1993 que «existe plena evidencia» de que el mayor Roberto D’Aubuisson, fundador del partido derechista Alianza Republicana Nacionalista y fallecido en febrero de 1992, fue quien «dio la orden para asesinar al arzobispo».
Tras un largo proceso en el Vaticano, el papa Francisco canonizó a Romero en octubre de 2018 y lo destacó como un férreo defensor de los derechos humanos y un ejemplo de una Iglesia cercana a los pobres.
En octubre de 2015, Francisco había acusado al episcopado salvadoreño de difamar y calumniar a Romero.
«Hasta su proceso de canonización trataron de impedirlo» los miembros de la cúpula católica en el país, dijo Nieto este miércoles.
Como parte de los actos del 44º aniversario, el domingo está prevista una procesión por calles de San Salvador.
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