Honduras lanzó este martes un plan para salvar al Lago de Yojoa, su mayor reserva natural de agua dulce, en peligro por la industria acuícola, actividades agrícolas, deforestación y otros daños ambientales.
«El pueblo hondureño, por mi medio, les ordena la suspensión de las licencias de operación ambiental, de la acuicultura industrial de gran escala que está destruyendo nuestro Lago de Yojoa», expresó la presidenta Xiomara Castro a sus ministros en una ceremonia a la orilla del paraje natural.
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La gobernante encabezó la ceremonia en el Parque Arqueológico Los Naranjos, asentamiento de una cultura que floreció 800 años antes de Cristo, a unos 140 km al norte de Tegucigalpa, donde lanzó una campaña de reforestación de la cuenca.
«El Lago de Yojoa tenemos que rescatarlo y ponerlo al servicio de la naturaleza del medio ambiente y de los seres humanos», prometió.
«Aplicaremos lo que manda la Constitución […], cancelando los permisos y las concesiones ilegales que a gran escala destruyen el ecosistema del lago», añadió.
«Tenemos que cuidar el lago es peligroso que pueda llegar a desaparecer», dijo a la AFP Leónidas Perdomo, de 77 años, quien ha pescado toda su vida y que ha visto la degradación de «esa perla de oro que nos dio Dios».
El lago, cuyo origen se atribuye a una erupción volcánica, tiene una superficie de 89 km2 y una profundidad promedio de 16 metros, «es la mayor reserva de agua dulce», según el museo del Parque Arqueológico.
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«Nuestro lago hoy está seriamente dañado por la depredación de los grandes negocios industriales que han contaminado sus aguas, destruido sus acuíferos y sus reservas de peces han sido envenenadas, dramáticamente», afirmó la presidenta Castro.
Ninoska Ferrufino, asistente del programa de protección ambiental del gobierno, explicó a la AFP que la mayor contaminación la provocan las jaulas de crianza de tilapia de una compañía exportadora.
«Hemos identificado que en las jaulas se depositan grandes cantidades o toneladas […] de concentrado» para alimentar los peces y eso causa la proliferación de plantas como zacate y un lirio acuático, la muerte de animales y el sedimento en el fondo, agregó.
Pero también en los alrededores hay propiedades con ganado, cultivos agrícolas que contribuyen a la contaminación. «Si no se auxilia el lago vamos a contar en poco tiempo con un charco», alertó Ferrufino.