La adopción de sanciones estadounidenses contra el presidente ruso Vladimir Putin, en caso de agresión a Ucrania, «cruzaría un límite», denunció este jueves el Kremlin tras la presentación de un proyecto en ese sentido.
«Sanciones contra un jefe de Estado es una medida que cruzaría un límite, sería el equivalente a una ruptura de relaciones», denunció el portavoz de la presidencia rusa, Dmitri Peskov.
La propuesta de los senadores demócratas estadounidenses «no facilita el establecimiento de una atmósfera constructiva para las discusiones» ruso-occidentales en curso, agregó.
Importantes senadores demócratas estadounidenses presentaron el miércoles un nuevo proyecto de ley de sanciones que pretende castigar a Putin y proporcionar ayuda financiera a Ucrania en caso de una invasión rusa del país.
La ley, llamada «Defensa de la soberanía de Ucrania», prevé sanciones contra el presidente ruso, el primer ministro Mijaíl Mishutin, altos cargos militares y varias entidades del sector bancario ruso.
El anuncio del proyecto de sanciones «extremadamente negativo», según el Kremlin, se produjo en vísperas de una reunión en Viena del Consejo Permanente de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), tercera y última secuencia de una intensa agenda diplomática destinada a desactivar el riesgo de conflicto en Ucrania.
El lunes, en Ginebra se reunieron los viceministros de Relaciones Exteriores de Estados Unidos y Rusia, Wendy Sherman y Sergéi Riabkov.
El miércoles, la OTAN y Rusia mantuvieron conversaciones en Bruselas, durante las cuales constataron profundas «diferencias» sobre la seguridad en Europa.
«Sin embargo, nos gustaría esperar que prevalezca el sentido común», añadió Peskov, quien subrayó que a Rusia «nunca le ha faltado» ni le «faltará la voluntad política para proseguir el diálogo».
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— Diario La Hora (@lahoragt) January 12, 2022
Estados Unidos y la Unión Europea (UE) acusan a Rusia de preparar un ataque contra Ucrania, aliado de Occidente.
Rusia responde diciendo que el despliegue de decenas de miles de soldados rusos en la frontera con Ucrania es una reacción a la creciente y hostil presencia de la OTAN en lo que Moscú considera su zona de influencia.
Rusia afirmó que no tiene «intención» de atacar a Ucrania, pero pide un tratado que prohíba cualquier expansión futura de la OTAN, una exigencia considerada inaceptable en Occidente.