En el mundo se conmemora hoy el Día Internacional de la Mujer y sin duda que en muchos sitios se pueden observar avances que no llegan, sin embargo, a reflejar el ideal de la absoluta igualdad que nos corresponde a todos como seres humanos. La mujer se ha abierto brecha con base en méritos y capacidades, pero aún en sociedades donde el avance es mayor, sigue siendo víctima del que aún es trato preferente para los hombres, lo que se refleja en diferencias salariales.

La nuestra es una sociedad machista en la que el camino hacia el trato igual es mucho más difícil, pero más por mérito propio que por una disposición social, las mujeres siguen avanzando en la lucha por el reconocimiento a los derechos absolutamente equitativos para ambos sexos. Al día de hoy se comenta que tres mujeres encabezan las preferencias del electorado para ocupar la Presidencia de la República, lo que significa que entre el votante crece el sentido de analizar a la persona por su capacidad y talento, sin que importe si es hombre o mujer.

En la vida profesional la mujer ocupa posiciones hoy que reflejan importantes avances aunque todavía subsisten los retos y desafíos planteados por barreras producto de esas viejas concepciones discriminatorias y que pretenden reducir el papel de la mujer al de ama de casa y madre, sin entender la maravilla y complejidad de quienes pueden desarrollar esas actividades sin menoscabo de su éxito laboral, profesional y social.

Y como hablamos de la igualdad entre la mujer y el hombre, por supuesto que no se puede ni debe usar los fallos y los errores individuales para descalificar a alguno de los sexos. Existen hombres y mujeres capaces e incapaces, hombres y mujeres decentes e indecentes en el contexto de una realidad que ratifica la igualdad existente. Los defectos de una Baldetti no se traducen en defectos de las mujeres ni los de Pérez Molina en defectos de los hombres y, por lo tanto, los funestos precedentes que sentaron no deben ser menoscabo para el avance de lo fundamental que es el reconocimiento a la plena igualdad de ambos sexos por el simple hecho de compartir la calidad de seres humanos.

Queda mucho camino por recorrer, pero estimula ver día a día el fruto del trabajo de tantas mujeres que enaltecen su papel en la sociedad, aportando no sólo conocimientos sino muchas de esas virtudes que caracterizan su visión del mundo y de la vida, que son ingrediente necesario para pleno complemento de la humanidad.

Redacción La Hora

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