Hoy se celebra en Guatemala el Día del Periodista, tal y como se conmemoran fechas especiales para las diferentes profesiones y oficios; en esta ocasión el festejo se ve seriamente nublado por las acciones que se ejecutan para perseguir judicialmente a periodistas por el simple hecho de cumplir con su deber de informar. Un colega de La Hora está sometido a proceso por haber entrevistado, de manera correcta y respetuosa, a una fiscal quien admitió flagrantemente que se había reunido privadamente con una jueza, hecho expresamente prohibido por la ley que lo califica como delito grave por la forma en que se compromete la imparcialidad en la administración de justicia.
Al verse descubiertos, los de la Fiscalía Especial Contra la Impunidad forzaron a la fiscal a mentir al formular una denuncia en la que afirmaba que había sido acorralada y agredida por el periodista; el mismo Rafael Curruchiche redactó notas en las que insistía en que ese hecho “no debía quedar impune”, lo que se convirtió en una acusación formulada por “violencia contra la mujer”, pese a que el momento quedó filmado y en el video se puede apreciar clara y rotundamente la mentira en la sindicación formulada.
Ejercer el periodismo no es, en general, una tarea fácil porque la ética obliga al comunicador a informar la verdad de los hechos que puedan ser de interés público y ello muchas veces implica tener que detallar la forma perversa en que algunas personas se comportan. En el periodismo, como en cualquier profesión, hay gente dedicada con talento y pasión a cumplir con ese deber y, por supuesto, hay también quienes sacan provecho personal y se venden para informar falsedades o para ocultar realidades.
El mismo MP ha hecho pactos con periodistas para evitar que hagan publicaciones críticas al papel que desempeña protegiendo a muchos personajes corruptos, a cambio de no investigarlos a ellos. Y cuando del carril marcado por ese “compromiso” también han sido perseguidos penalmente porque en Guatemala, tristemente, la majestad de la ley ha sido mancillada para que asegure impunidad a los largos y persecución a quienes les critican o señalan.
La Constitución reconoce la importancia de la libertad de expresión y la garantiza plenamente, pero quienes se han propuesto hasta acabar con la democracia luego de que la ciudadanía dio un sonoro rechazo en las urnas a la corrupción, saben que acallar a la prensa es fundamental para avanzar con sus ambiciones. Y lo hacen sin tapujos ni el menor pudor porque necesitan tapar las porquerías que hacen para manosear el Estado de Derecho.
En el Día del Periodista ratificamos lo que ha sido el compromiso histórico de La Hora desde su fundación hace 104 años para seguir informando la realidad, le duela a quien le duela y exigiendo la transparencia que nos imponemos en torno a quienes hacen posible esta realidad de informar a pesar de las dificultades.