Según la Constitución, en su artículo 141, “La soberanía radica en el pueblo quien la delega, para su ejercicio, en los Organismos Legislativo, Ejecutivo y Judicial. La subordinación entre los mismos es prohibida.” La claridad de la norma equipara tajantemente a los tres organismos del Estado y si a un atentado contra el Poder Ejecutivo lo calificamos como Golpe de Estado, lo mismo tiene que ser cualquier atentado contra los otros dos poderes. Ello viene a cuento hoy que la Cámara de Comercio de Guatemala emitió un duro comunicado advirtiendo sobre el funesto efecto de las trampas que se vienen poniendo al trabajo de las Comisiones de Postulación para elegir magistrados de Salas de Apelaciones y de la Corte Suprema de Justicia.
Bien dice la entidad empresarial que estamos a menos de dos meses de que se cumpla el plazo constitucional para que se instalen las Cortes y observan con preocupación el proceder de comisionados que entrampan con discusiones superficiales todo el proceso de postulación. La Cámara dice que “Es momento que los guatemaltecos exijamos el cumplimiento de un proceso transparente y en tiempo, tanto a nivel de Comisiones de Postulación como en el Congreso de la República”, lo que obliga a recordar lo que hizo el anterior Congreso que postergó cínicamente la elección de nuevos magistrados.
Está probado, sin lugar a la menor duda, que el poder de las mafias descansa fundamentalmente en el control del sistema de justicia, lo que no solo les permite la impunidad, tras los delitos de lesa patria cometidos al saquear los fondos del Estado, sino además facilita que continúe el robo descarado. Por mucho que el pueblo haya expresado su repudio a ese sistema turbio, nada se puede hacer mientras los otros poderes del Estado se sigan comportando como lo han hecho y, sobre todo, mientras se altera el sistema de justicia que impide el completo y absoluto imperio de la ley.
Si algo mantiene con toda tranquilidad a los más pícaros es la forma en que tienen controlado al Ministerio Público, para impedir investigaciones aún ante denuncias tan concretas como la de la SAT, y la confianza de que tienen tribunales apalabrados para impedir cualquier acción ciudadana en contra de la corrupción. Y si algún tribunal de primera instancia se sale del guacal, para eso están las Salas de Apelaciones, la Corte Suprema de Justicia.
Como dice la Cámara de Comercio, los guatemaltecos tenemos un papel crucial para impedir este golpe que han puesto en marcha las mafias para mantener el control de la justicia y que hoy sufre un revés con la resolución de la Corte de Constitucionalidad (CC) que ordena la alternancia en las cortes. Pese a la resolución, debemos saber que algunos no cesarán en sus intentos.
No podemos pasar por alto el daño que todo ello hace al país y a sus habitantes y, menos aún, tolerar que siga el saqueo.