El caso de las llamadas Escuela Bicentenario es apenas una mancha más al tigre porque ni por asomo son el mayor escándalo del gobierno de Giammattei. Pero tras la denuncia del MICIVI si debiera generar una amplia investigación respecto no sólo a la forma en que se otorgaron los contratos, sino quienes estuvieron atrás de la negociación. Ya sabemos, sin embargo, que para el Ministerio Público y su principal vocero en redes sociales es más importante mandar a fotografiar a funcionarios de gobierno para mofarse de ellos que proceder conforme a la Constitución a ser el ente encargado de la persecución penal.
En efecto, mientras el fotógrafo del MP se entretenía en la toma de posesión del nuevo Presidente de la CC tomando fotos para pasárselas a su mero jefe, para que éste las pudiera publicar como Yes Master, los casos de corrupción del gobierno anterior duermen el sueño de los justos. Sobre las Escuelas Bicentenario la denuncia va dirigida a los funcionarios de menor jerarquía que elaboraron las bases de licitación y las calificadoras que otorgaron los contratos, pero obviamente ellos no podían decidir por sí mismos sin la instrucción de algún poderoso jefe de jefes.
Si existiera una Contraloría General de Cuentas cumpliendo su deber todos esos contratos deberían haber sido denunciados junto a quienes los autorizaron y los que armaron las bases de licitación con dedicatoria para determinar de antemano qué empresas serían las beneficiadas. Pero eso no es todo, porque si realmente existiera una Intendencia de Verificación Especial (IVE) cumpliendo su deber, ya se podría haber establecido la ruta del dinero para la realización de pagos de comisiones a los verdaderos beneficiarios de esa jugosa inversión pública.
Pero sin la Contraloría actuando como debe ser, sin la IVE verificando las rutas del dinero y con el Ministerio Público ocupado y preocupado por tener fotos para mantener su ataque a las autoridades que tomaron posesión en enero, pese a los burdos y clarísimos esfuerzos por hablar de un fraude electoral sacado de la manga, no se puede esperar nada en materia de lucha contra la corrupción. Hay que agregar, desde luego, la forma en que todo el sistema de justicia está controlado por quienes vienen sacándole provecho al erario desde hace ya tantos años.
Y todo es tan burdo como la mentira del fotógrafo que juró y perjuró que no había estado en el Teatro Nacional el día de la juramentación del nuevo presidente de la CC, sin imaginar que había fotos de él en esa actividad. Y estamos en una situación realmente difícil porque el país necesita enderezar el rumbo, como lo ordenaron los ciudadanos en las urnas, y para ello necesitamos la elemental certeza jurídica. Por todo ello es que hace falta ese gran acuerdo de nación que articule a la sociedad para lograr la realización efectiva de su mandato.