El presidente Joe Biden como el expresidente Donald Trump visitaron la frontera con México. Diseño La Hora / Roberto Altán - Foto AFP / AP

La cadena de televisión norteamericana, CNN, transmitió la visita que hicieron a la frontera con México esta semana tanto el presidente Joe Biden como el expresidente Donald Trump, a efecto de fijar sus posturas respecto a la creciente ola de migrantes que entra diariamente a Estados Unidos desde países de América Latina. Obviamente es un serio problema que demanda atención, también seria puesto que la migración crece en todo el mundo con habitantes de los países menos desarrollados que buscan oportunidades de crecer gracias a su trabajo y a las oportunidades que hay en el país norteamericano.

Según CNN, Trump dijo literalmente: “Estas son las personas que vienen a nuestro país; vienen de cárceles, prisiones, instituciones mentales, manicomios y son terroristas”, frase que se agrega a aquello que dijo en su primera campaña en el sentido de que los migrantes latinoamericanos eran “ladrones, asesinos y violadores”. Trump ya comprobó cómo ese trato grosero y despectivo contra los migrantes le genera votos y por ello emprende nuevamente esa ruta que descalifica a todos los que han emigrado a Estados Unidos, entre ellos millones de guatemaltecos.

En el caso de Trump es obvio que él sabe que la migración tiene sus causas y que es un mal que también beneficia a su país y su economía, como la hace a los países que exportan a su gente. Pero hay un doble rasero porque por una lado tacha a los migrantes como lo hace, pero por el otro apoyó a operarios de la corrupción en los países de origen como Guatemala, extremo que ante el robo descarado de recursos provoca más migración. Operarios de esa corrupción que hoy en Guatemala están en el Congreso y cerca de la ANAM, por ejemplo.

La situación irregular de los migrantes no se discute, aun y cuando muchos tratan de cumplir requisitos para regularizar su condición; pero tampoco se puede discutir el aporte que ellos hacen no solo a la economía de sus propios países, con las remesas, sino a la economía norteamericana que depende, en mucho, del trabajo de esos inmigrantes que al pasar la frontera se esmeran en realizar un trabajo de calidad en las áreas ávidas de mano de obra eficiente y barata.

Un gobierno como el de Trump, cegado por su propia visión obtusa del mundo, apoyó a gobiernos saqueadores de los fondos públicos a cambio de que se prestaran a su propaganda para el migrante. Buscar formas para generar más oportunidades y atender la migración regular es necesaria, pero no se puede lograr solapando las causas que generan más migración.

Miles de empleadores en Estados Unidos admiran y reconocen el trabajo de guatemaltecos por su entrega, dedicación y sacrificio, sin vacilar en comentar que más gente así necesitan para producir más.

La mayoría de migrantes son excelentes trabajadores y no llegan de cárceles, prisiones, instituciones mentales, manicomios o son terroristas; tampoco son ladrones, asesinos y violadores en masa como para que alguien al que el cumplimiento de la ley no es su fuerte, se refiera a ellos de esa manera.

Redacción La Hora

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