Miguel Martínez, el exjefe del extinto Centro de Gobierno y pareja del presidente, Alejandro Giammattei, se reunió el 15 de noviembre con diputados de la bancada oficial VAMOS, previo al inicio de la plenaria del Congreso de la República. Foto La Hora/María José Bonilla
Miguel Martínez, el exjefe del extinto Centro de Gobierno y pareja del presidente, Alejandro Giammattei, se reunió el 15 de noviembre con diputados de la bancada oficial VAMOS, previo al inicio de la plenaria del Congreso de la República. Foto La Hora/María José Bonilla

El mensaje enviado por Estados Unidos sobre lo que está ocurriendo en Guatemala llega fuerte y claro porque saben lo que está ocurriendo en el país y cómo se está manipulando todo para dar un manotazo al proceso de elección en el que el pueblo manifestó su voluntad de terminar con un sistema viciado. Desde el momento en que, como parte de todo este esfuerzo antidemocrático, apareció públicamente Miguel Martínez “mágicamente” en el Congreso, el día en que se eligió a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia y de Salas de Apelaciones, después de años de no hacerlo como manda la Constitución, quedó claro para los guatemaltecos y para el mundo cómo se mueven las piezas en el tablero de ajedrez.

El Golpe de Estado lo están viendo muy claro en todo el mundo y por ello la acción norteamericana y las que se vendrán de la OEA y de la Unión Europea en contra de las maniobras burdas. El tema del Tribunal Supremo Electoral, si realmente fueran tras un “fraude económico” como dijeron, no tenía por qué manejarse con esa enorme prisa que llevó a sobornar y/o amenazar a diputados que tienen la cola machucada, misma que el MP puede agarrar como ahora acostumbra, según les dijeron para que regresaran al hemiciclo a dar su voto.

El hecho cierto es que hay un acelerado esfuerzo por anular el resultado de la elección última e impedir que los electos tomen posesión; en el Congreso hay diputados que no fueron reelectos que ya están deleitándose con la idea de que podrán continuar en sus cargos, recolectando sus coimas, por varios meses en lo que se “repiten” las elecciones. Por supuesto que las mismas serán con plena garantía de amaño para impedir sorpresas como la que hubo este año, cuando no esperaban que se produjera un viraje tan marcado y contundente de la población y los electores.

La comunidad internacional está jugando un papel muy activo para defender nuestra democracia y llegó el momento de preguntarnos si los guatemaltecos estamos haciendo lo mismo y si, en cualquier caso, estamos reaccionando como lo demanda el civismo y la responsabilidad ciudadana. Pocas veces se ha visto una manifestación tan firme del mundo entero en contra del manoseo electoral; ya hubiéramos querido algo así en los años 70 y 80 cuando se robaron tantas elecciones.

En otras palabras, ahora es el momento en que el ciudadano reflexione y decida si quiere seguir en este sistema corrupto que destruye al país y obliga a sus habitantes a emigrar o si queremos emprender un cambio, difícil pero no imposible, para salir de tanta porquería.

 

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