Inauguración de la carretera a
Inauguración de la carretera "La Avellana" y el socavamiento de este año. Foto: De la izquierda Diario de Centro América y la de la derecha Conred.

Es un hecho que existe el calentamiento global y que el clima ha sufrido importantes cambios que afectan de distintas maneras a todo el planeta, generando en Guatemala lluvias más copiosas y persistentes que traen complicaciones de distinta envergadura en las diferentes regiones del país. Ello obliga a que el Estado sea mucho más previsor y comprometido con la ejecución de obras duraderas y con el mantenimiento de la infraestructura, porque no podemos continuar sufriendo los destrozos que afectan la vida diaria y que complican tanto la movilización.

Cada invierno se caracteriza por la destrucción de puentes y el hundimiento de carreteras de primer orden que sufren, no solo por las lluvias, sino por el descuido que se ha dado en las tareas de previsión y mantenimiento que, ante las condiciones imperantes en el tema climático, tienen que mejorarse para evitar catástrofes. Reiteradamente hemos dicho que en Guatemala no se preocupan por el mantenimiento debido a que ese rubro no deja las mordidas que producen las malas obras que construyen algunos como si fueran obras faraónicas, por el precio aunque no por la calidad.

El futuro gobierno tendrá que cambiar por completo la mentalidad y si en efecto se produce la lucha por la transparencia y se trabaja contra la corrupción, veremos que serán ejecutadas obras más duraderas y seguramente a menor costo porque lo que se va en el reparto de mordidas para distintos niveles de funcionarios es escandaloso. Pero debe ponerse atención a ese mantenimiento que no es una obra visible pero que resulta absolutamente necesaria para evitar colapsos como los que afectan en este fin del invierno 2023 a distintas carreteras importantes del país.

Eso significa un profundo cambio de mentalidad en la contratación de proyectos y en el cuidado que se les debe dar para prolongar su vida útil y tiene que ser el resultado directo de una nueva visión de país en la que predomine el interés del país que ha sido abandonado por esa codicia desmedida de quienes se vuelven millonarios en el desempeño de las funciones públicas. Es imperativo que las nuevas autoridades entiendan que la corrupción no significa únicamente ese ilícito e inmoral enriquecimiento, sino que además implica la ejecución de obras de muy mala calidad porque, desde la contratación hasta la supervisión, todo gira alrededor de la coima.

Los abundantes hundimientos de la red vial fueron uno de los factores que abrieron los ojos a los electores y por eso el resultado de un rechazo abrumador al régimen de la corrupción, lo que debe ilustrar a las nuevas autoridades para entender la dimensión del problema y sus terribles consecuencias.

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