Editorial
El jefe de la Fiscalía Especial contra la Impunidad (FECI), Rafael Curruchiche; la jefa y fiscal general del Ministerio Público (MP), Consuelo Porras; el presidente de la República de Guatemala, Alejandro Giammattei; y el exjefe del extinto del Centro de Gobierno, Miguel Martínez. Foto: Archivos / La Hora.

El Plan A en esta elección se cumplió al pie de la letra, eliminando a cualquier candidato que pareciera tener posibilidades de crecer mediante un discurso de oposición al sistema de la corrupción y la impunidad. Se llegó a elecciones con la idea de que la segunda vuelta estaría asegurada entre aspirantes con los que ya se había pactado y que, si mucho, habrían tenido una que otra expresión de crítica al modelo político, pero que, en el fondo, se habían sentado con la pareja mandamás para hacer acuerdos.

La votación hizo que se fueran de espaldas y por ello se puso en marcha el Plan B que fue el intento de manotazo mediante la eliminación de la personería jurídica de Semilla, dispuesta más que arbitrariamente por un juez apalabrado que aceptó, sin chistar y hasta gustoso, la petición que hizo Curruchiche, justo antes de que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) declarara la validez de la elección y convocara a segunda vuelta.

La reacción del Tribunal Supremo Electoral, que no esperaban, fue firme en repudio a la maniobra del Plan B y luego la Corte de Constitucionalidad (CC), entendiendo la gravedad del momento, decretó el amparo provisional solicitado por Semilla para impedir el manotazo. Cualquier juzgado puede conocer casos relacionados con delitos cometidos en el curso de la organización de un partido político y eso no se discute, lo que no se puede es cancelar la personería jurídica de un partido que está por competir en segunda vuelta como resultado de una disposición de un juez de primera instancia. Él puede ordenar las diligencias que sean necesarias para tramitar el caso, pero en pleno proceso electoral, cancelar a un partido no se justifica más que con la mala fe del Ministerio Público y del Juzgado que conoce el caso.

Afortunadamente, la maniobra no funcionó, pero ahora hay que estar atentos y vigilantes porque ya demostraron que están realmente asustados, tanto como para haber hecho esa barbaridad, y debemos impedir a toda costa que se pueda recurrir a un Plan C que puede tener consecuencias hasta trágicas, tomando en cuenta la evidente angustia que tienen quienes planificaron tanto la elección y fallaron.

Por primera vez en muchos años la sociedad se ha mostrado unida y firme frente a las maniobras de la corrupción. Prácticamente sin disidencias, los guatemaltecos se manifestaron dejando en patética soledad a la pareja y su cada vez más reducida corte. Consuelo Porras y Cía. están dispuestos a hundirse con ellos en este momento en que su poder se empieza a diluir.

 

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