Editorial
Actualmente varios de los partidos que inicialmente presentaron el Amparo ante la CC se han retractado al ver el perverso uso que se está dando a la acción que pretendía la verificación de algunas actas. Foto: Archivo / La Hora.

El objetivo final de quienes están torpedeando el proceso electoral, contando con el apoyo de la Corte de Constitucionalidad, que conoció un Amparo, pese a que el mismo tenía que ser conocido por la Corte Suprema de Justicia, es claro y evidente porque quieren impedir que se concrete la segunda vuelta de la elección presidencial programada para el mes de agosto. En efecto, si analizamos la insistencia en prolongar el proceso de escrutinio de las actas, debe entenderse con claridad que la decisión del ciudadano guatemalteco, al manifestarse contra el sistema de corrupción e impunidad, tiene muy asustados a algunos actores clave.

Actualmente, varios de los partidos que inicialmente presentaron el Amparo ante la CC se han retractado al ver el perverso uso que se está dando a la acción que pretendía la verificación de algunas actas. El partido oficial, Vamos, insiste en hacer un reconteo de todos los votos a nivel nacional, lo que tomaría mucho tiempo y pone en peligro la realización de la segunda vuelta; todo ello como consecuencia de la intromisión de la Corte de Constitucionalidad que, sin estar facultada, decidió ordenar que se suspendiera el trámite de la oficialización de los resultados.

Repetimos que la Ley de Amparo establece que contra las resoluciones o actos del TSE cualquier Amparo tiene que ser conocido por la Corte Suprema de Justicia; la CC así lo reconoció, pero se metió, literalmente de shute, a disponer sobre una materia que no le competía y todos sabemos que esa Corte tiene estrechos vínculos con la Presidencia. El ponente de la resolución, que fue ligeramente modificada, fue Molina Barreto, ex candidato vicepresidencial de Zury Ríos, cuyo partido participó en la solicitud de Amparo y él, por elemental ética, debió inhibirse de conocer en un caso donde su interés personal es más que evidente.

No hay materia para objetar el resultado de la elección porque se ha demostrado que la cantidad de actas mal hechas o mal redactadas es muy pequeña y que no alteraría, en absoluto, el resultado final. Pero es obvio que en las esferas de poder causó tremendo susto e impactó el resultado y por ello el burdo esfuerzo por evitar que haya una segunda vuelta. Seguramente en sus análisis están pensando que si los magistrados llevan tanto tiempo prolongando sus funciones tranquila y cínicamente, lo mismo puede hacer el presidente Giammattei y así evitar la pérdida de inmunidad.

Los ciudadanos tenemos que estar alertas y muy firmes para impedir cualquier maniobra que atente contra nuestro derecho inalienable de elegir a las autoridades.

 

Redacción La Hora

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