Hace ocho años, cuando Donald Trump se postuló como candidato a la presidencia de Estados Unidos, uno de los temas más importantes de su discurso fue el de la migración, concretamente la que se realiza a través de la frontera sur, por donde entran los latinoamericanos que van en busca del sueño americano. Dijo que todos esos migrantes eran asesinos, violadores o ladrones, colocando una dura etiqueta a esos millones de personas que, agobiadas por las carencias en sus países, imitan a millones de personas que a lo largo de la historia viajaron y formaron familias en ese país.
El tema de la migración proveniente de América Latina se ha convertido en un tema de campaña muy importante por ese sesgo racista que le dio Trump al problema y ahora vemos que el gobernador de Florida, antes de proclamar su propia candidatura, usa su poder para impulsar y pasar una ley que hará la vida imposible a los migrantes en ese Estado. Por supuesto que es obvio que van tras aquellos migrantes que se dedican a la agricultura, a los servicios de hoteles y restaurantes, así como a los que se dedican a la construcción, ocupando puestos que ya los norteamericanos no desean hacer porque se trata de trabajos muy duros.
Muchos guatemaltecos han hecho su vida en Florida y trabajan honrada y esforzadamente, al punto de ser de los inmigrantes más apreciados por quienes les dan empleo debido a esa entrega que muestran en el desempeño de sus labores. En julio todos ellos deberán irse de Florida porque no van a poder seguir trabajando, serán objeto de persecución y quienes les empleen pueden sufrir multas muy cuantiosas, en tanto que se castigará con cárcel hasta a quien los traslade de un sitio a otro.
Es triste que un país que tiene entre sus mayores riquezas el esfuerzo de generaciones de migrantes de todo el mundo, adopte ahora una política racista que pretende hacer la vida imposible a los inmigrantes hispanohablantes. Porque no debemos llamarnos a engaño y pensar que la misma vara se usará con los migrantes europeos o asiáticos que llegan a ese país; el objetivo es muy directo y Trump lo hizo ver cuando pronunció su famoso discurso de postulación y calificó de forma denigrante a quienes entran por la frontera sur.
DeSantis quiere ser el rival de Trump y para lograrlo apela a los trumpistas con todo y su fanatismo y racismo, disfrutando al dañar a miles de esforzados trabajadores. México ya anunció acciones contra esa ley mientras nuestra cancillería no dice ni pío.