Walter Mazariegos fue designado el sábado rector de la Universidad de San Carlos. Foto La Hora/Walter Mazariegos/Facebook

Vergüenza universitaria

Cuando dictaduras como la de Jorge Ubico aniquilaron la autonomía de la Universidad de San Carlos se vivieron momentos de enorme pena y vergüenza,  no sólo para los profesores y estudiantes de la Usac sino también para quienes la dirigieron en nombre de la tiranía. Hoy se vive un momento similar luego de esa fantochada del sábado que no se puede llamar elección de Rector porque fue un burdo acto para culminar un seriamente cuestionado proceso, con el agregado de que el gobierno metió las manos burdamente para proteger a los encapuchados que, armados, habían tomado la instalación donde debió realizarse la elección.

Grupos de profesores, estudiantes y profesionales han desconocido a Walter Mazariegos como el nuevo Rector de la universidad nacional y se abre una etapa de mucha incertidumbre, sobre todo porque el “electo” cuenta con sólidos respaldos en la putrefacta alianza que mantiene el pleno control de la institucionalidad en Guatemala, lo que permite anticipar que su designación será avalada ante cualquier impugnación que se presente porque, como dijimos oportunamente, la elección de Rector era una muestra de cómo serán las futuras elecciones generales en el país, donde está tan cantado el fraude como lo estuvo desde el principio el de Mazariegos.

Entendemos que la fuerza pública está para garantizar el orden, la paz y la tranquilidad, pero las diferentes imágenes captadas en videos la mañana del sábado muestran cómo se estaba protegiendo a los que tenían tomadas las instalaciones y se impedía el paso a electores legítimos a fin de mantener en el interior, con derecho a voto, únicamente a los que estaban apalabrados para consumar el fraude, lo que confirma la tesis de que el gobierno había metido las manos en el proceso apoyando al cuestionado candidato oficial.

En Guatemala nos hemos ido acostumbrando a que las acciones arbitrarias se terminan aceptando una vez que las instituciones las validan y legitiman, aunque sea pasando sobre la misma ley. La comunidad universitaria ha sido siempre distinta pero falta ver si el comportamiento social, relajado y tolerante no ha terminado por contaminar también a ese conglomerado para convertirlo en otra muestra del sometimiento.

Se han confirmado los temores que expresamos en este espacio durante varios días, en el sentido de que la elección de la Universidad de San Carlos era una especie de laboratorio para la realización del fraude más importante que vendrá en las elecciones generales del año entrante. Y así como Mazariegos ocupará espuriamente el puesto lo hará quien termine recibiendo la bendición final del desprestigiado Tribunal Supremo Electoral.

 

Redacción La Hora

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