Isabel Pinillos – Puente Norte
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El voto en el extranjero está cada vez más cerca, gracias a que la Corte de Constitucionalidad (CC) dictaminó a favor de las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos. Ahora falta que el Congreso apruebe dichas reformas para que esto sea una realidad.

Este derecho se aplicará para la elección de Presidente y Vicepresidente. Tras la aprobación definitiva de la ley, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) deberá emitir el reglamento que regule todo lo relativo a su implementación. Una de las primeras tareas para preparar a los guatemaltecos en el exterior, es su debida identificación ciudadana, con el DPI, proceso que en EE. UU. es todavía incipiente. También es necesario el empadronamiento de los ciudadanos por parte del Registro de Ciudadanos.

Según la CC, dentro de los temas que deberá regular el TSE están: a) definir las circunscripciones territoriales en donde se implementará el voto; b) establecer los requisitos y procedimientos de inscripción en el padrón electoral, su depuración y publicidad del mismo, señalando cómo evitar la duplicidad de electores; c) identificar las autoridades competentes; d) definir los centros de votación y juntas receptoras de votos; e) establecer una comunicación anticipada con electores, autoridades y organizaciones políticas; f) regular lo referente a la propaganda electoral y el control de gastos de los partidos políticos.

La CC además ha indicado que las votaciones en el extranjero deben realizarse el mismo día que en el territorio de Guatemala. Por lo tanto, en el mismo día deberán contarse todos los votos tanto adentro y afuera del país. Para garantizar la transparencia ¿Será necesario acaso, que los partidos envíen fiscales a cada centro de votación? ¿Serán los cónsules, empleados del organismo ejecutivo, los garantes del resultado? En caso afirmativo, ¿qué participación tendría el Minex en la elaboración del reglamento? Son temas que deben ser discutidos por el TSE.

Las experiencias en países como México, Honduras y Brasil, nos indican que en la mayoría de procesos electorales, la participación ciudadana ha sido baja. Es posible que en el caso de los indocumentados en EE.UU. algunos no quieran acercarse a los centros de votación por temor a ser detenidos por las autoridades de Migración. Pero hay que considerar que Guatemala es un país con un tejido social que lo distingue de los demás países del área. Existen factores para especular que la participación en el caso de nuestros compatriotas podría ser masiva. Sus migraciones son más recientes, y todavía existen fuertes lazos con las comunidades de origen. Prueba de ello, las crecientes remesas familiares. El efecto de la plaza, además se trasladó a algunas comunidades urbanas.

Por otro lado, el financiamiento ha sido un tema controversial, que en México se abordó mediante la prohibición de realizar campaña en el extranjero. Para que los electores conozcan a los candidatos, el ente electoral proporciona un DVD con los planes de gobierno de cada candidato. Lo cierto es que si fue difícil para el TSE controlar la campaña anticipada en Guatemala, en el extranjero, será prácticamente imposible.

Como lo han demostrado las elecciones actualmente, el uso eficiente de redes sociales tomará un rol predominante, tal como lo fue en el caso del actual Presidente Jimmy Morales, que logró capitalizar este recurso para construir su caudal electoral.

Para que el voto en el extranjero no se quede únicamente en un ofrecimiento político sin sustento, será necesaria la documentación ciudadana y el empadronamiento. Esto no debe tomarse a la ligera, pues requiere de un enorme esfuerzo, organización interinstitucional y recursos que bien valen la pena.

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