Deambulando embarazada en el desierto: la odisea de una guatemalteca que logró entrar a EE. UU.

Con nueve meses de embarazo y deambulando sobre el desierto de Sonora, la guatemalteca Erika Mateo logró llegar a territorio norteamericano, sin embargo, fue encontrada por agentes de la Patrulla Fronteriza en Tucson, y pese a las medidas de la administración de Donald Trump podría quedarse en territorio norteamericano.

La mujer nacida en Huehuetenango habló con el medio USA Today, a quien le dijo que caminó y caminó, pero todo en el desierto de Sonora se veía igual.

Erika aseguró que en los últimos momentos casi estalla en lágrimas pidiendo a Dios ayuda para buscar a alguien que la ayudara, mientras se encontraba con miedo por coyotes, serpientes y otros animales que vagaban sobre el desierto.

A pesar de ello, Erika enfatizó en que su mayor miedo fue el silencio, el cual calificó como horrible, ya que no podía escuchar nada.

Según explicó, caminó por dos días en el desierto tratando de encontrar una carretera para pedir ayuda, pero se encontró con el muro fronterizo en una zona remota del suroeste de Arizona, cerca de Sasabe.

Exhausta, sedienta y con hambre, la guatemalteca encontró una abertura en el muro, en donde logró ingresar hacia territorio estadounidense, sin embargo, no logró volver a levantarse.

La migrante dijo a USA Today que se dio por vencida, ya que no podía llegar más lejos, pero agentes de la Patrulla Fronteriza cerca de la valla, cerca de una zona conocida como Rancho Tres Bellotas, aproximadamente a 120 kilómetros de Tucson.

Fueron los agentes de la Patrulla Fronteriza quienes le dieron una botella de agua, y la llevaron a tomar las huellas dactilares y la procesaron, luego la condujeron hacia un centro de detención, según explicó.

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DIO A LUZ

Erika no dejó de pensar ni en un solo momento en su bebe, Emily. El día siguiente a ser encontrada sintió contradicciones, por lo cual fue llevada hasta el Centro Médico de Tucson, en donde le dijeron que había riesgos de que su hija no naciera por la deshidratación.

Sin embargo, el 30 de abril, con un peso de seis libras, Emily nació sin ningún padecimiento.

 “Sé que arriesgué su vida, pero ella está bien”, aseguró la migrante, mientras estudiaba los diminutos rasgos de la recién nacida, durante la entrevista a USA Today.

LAS POLÍTICAS ANTIINMIGRACIÓN

Posteriormente, permaneció en el hospital bajo la custodia de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP), con agentes apostados en la puerta de su habitación, a pesar de que había dado a luz a una ciudadana estadounidense, se enfrentaba a una posible deportación acelerada de la administración Trump.

«Tenía miedo de que me quitaran a mi bebé, así que nunca me separé de ella», indicó Erika. «Me dijeron que la decisión era mía».

El portavoz de CBP en Arizona le indicó a medios de comunicación que Erika tenía dos opciones, o ser deportada o dejar a Emily en Estados Unidos.

Entre risas, Erika aseguró que era mejor estar en el centro de detención que en el desierto, porque en ese momento sintió ansiedad y frío.

A pesar de que la mamá de Emily se encontraba bien, su abogado, Luis Campos, buscó tener contacto con Erika, pero en un principio se le fue negada.

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— Diario La Hora (@lahoragt) May 8, 2025

Sin embargo, Campos logró contactar con Erika. A las afueras del centro de detención, un grupo de ciudadanos estadounidenses, inició una manifestación, la cual, para su abogado, ayudó a que la migrante lograra un “Aviso a Appear” de la Patrulla Fronteriza.

Por el momento, Erika se encuentra en libertad tras recibir el documento, que en dos meses del gobierno de Trump únicamente han recibido dos personas, mientras que solo en el último mes del presidente Joe Biden se entró a 7 mil extranjeros.

Con información de USA Today