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Cómo les dije en la columna anterior, esto le pasó con mi papá. Un julio de 1954, llegaron dos patojos arrogantes, prepotentes y altaneros del MLN, les dijeron que Bonilla Issacs era comunista, y llegaron los gendarmes de Policía Nacional; detuvieron a mi padre, estuvo 37 o 38 en la cárcel, este caló “chirona”, mi progenitor estuvo preso, igualmente recordando con mi papá estas anécdotas, cuando este articulista estuvo como rehén el 31 de octubre de 1981, por un Comando Guerrillero de ORPA, y como dijo este gran amigo y camarada, quien hizo una semblanza de este autor en uno de mis libros: “el Gordo” Dr. Roberto Orellana Castañeda (RIP), que fue expresidente de la AEU, expresidente de la Asociación de Estudiantes de Medicina, expresidente del “Honorable Comité de Huelga de Dolores y Miembro del Consejo Superior Universitario de la Usac; y este relato verídico fue en El Tumbador, San Marcos y estará en este libro.
En este texto hay muchos relatos con amigos y familias, jóvenes rebeldes guerrilleros de las FAR, ORPA, EGP, URNG y algunos castrenses y civiles contra el gobierno del General Miguel Ydígoras Fuentes, esos militares se sublevaron el 13 de noviembre de 1960, que fue la génesis de las FAR, esos insurgentes le dieron el nombre “Logia del Niño Jesús”. De las Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR), en otros libros de este autor hablé de mi tía “Chiqui”, Marta Aurora de la Roca, alias “Lupe” y mi primo Mariano Bonilla Barillas, “Comandante Esteban” de ORPA cayó en un retén de la Policía Nacional, en la Calzada Aguilar Batres, estada con Luis Ixmaté (RIP) y también abatido, quien era cofundador de esa facción guerrillera, murieron el 20 de junio de 1979. Ahora ya no hay guerra, pero siempre existe la injusticia, siempre estarán los cínicos, los fariseos y los prepotentes, y todos con la corrupción y con un país, sus sistemas opresivos.
Yo siempre desempeñé tareas, construí quimeras y medité profundamente con este cacumen, mis “craneadas” columnas políticas y filosóficas. Estuve varios paréntesis con agudeza, ingenio, imaginación, muchas ilusiones y sueños como articulista crítico en La Hora. Por ello sigo con esta saga con los Bonilla porque en el anterior episodio, que es parte de la historia real y vivida para recordar anécdotas entre mi padre y yo.
En mi vida tengo muchos amigos y camaradas “mis cuates”, esos amigos bandoleros desde que éramos unos “chavos”, estos panas sinceros y que conmigo se formaron, estos compañeros nos admiramos, changamos y nos puteamos. En el devenir de nuestra vida, en nuestros recintos universitarios que tuvimos como testigos de mil batallas y combates con la pluma y muchos amigos guerrilleros, hombres y mujeres que tuvieron firmeza para defender la justicia, desterrar la bajeza e infamia y mezquindad, perseverando exactamente en el testimonio constante ecuánime y fervoroso de la equidad y la templanza y vivir con entereza, tolerancia, con modestia, sencillez y franqueza. Mi papá en su vida tuvo la retentiva y las remembranzas; siempre con sapiencia, con coraje y paciencia, su sobriedad, su mesura y también modestia, con su ironía, su chanza y humorismo.
Por ello en el capítulo 5 tuve una digresión que resulta ineludible de algunas figuras e instituciones de la contrarrevolución, queremos derrotar a los neoliberalismos patéticos y “libertarios”, fascistas llenos de desperdicio y bazofia. Es totalmente discordante el neoliberalismos “es como el agua y el aceite”; totalmente diferente con la socialdemocracia; esta democracia se representa “actuar en el campo político nacional para organizar, educar y conducir nuestro pueblo, para la plena realización de una estructura social y económica basada en la libertad y la justicia”. En Guatemala debemos respetar los postulados de un partido -izquierda revolucionaria nacionalista- con democracia social, planteamiento por la Internacional Socialista, pero como una tendencia más moderada “en la cual es posible la coexistencia del pluralismo, la libertad, la discusión ideológica, ajena totalmente a cualquier tentación totalitaria.” Cuando hay partidos de izquierda revolucionaria deben con estructuras como estas: primero establecer gobiernos auténticamente democráticos con “expresión de la voluntad mayoritaria del país” “a través del sufragio universal y secreto”; segundo lugar, “se establece el derecho al voto de todos los ciudadanos mayores de dieciocho años, sin discriminaciones de sexo, credo o religión”; en tercer lugar, “se defienden las garantías y la efectividad de las libertades públicas, derechos individuales y sociales que se consagren en la Constitución Política de la República de Guatemala; cuarto: “se proclama el derecho soberano del Estado, de revisar todo tratado, acuerdo o convenio lesivo al país”; y último, “se pronuncia por garantías plenas para la libertad de culto o religión.”
Mi padre me obsequió en julio de 1985 el libro titulado: “Política y Partidos Modernos en Venezuela”, del político y abogado venezolano Gehard Cartay Ramírez. Mi papá tenía memorias y cómo les dije leyó cientos o miles de obras, era su hábito la lectura y arsenal de ideas. Y conversando y dialogando de política y políticos, este fragmento de Cartay Ramírez, dijo a los socialdemócratas: “… si lográramos el cometido propuesto: darle a la juventud elemento de compresión sobre nuestra más reciente historia política, sus partidos y su aún joven democracia. Y, sobre todo, motivarlos a que asuman este complejo proceso con autenticidad suficiente como para reconocer lo positivo que puede tener, respetándose y consolidándose, y –al mismo tiempo– desbrozando de los vicios y errores que amenazan con destruirlo si no somos capaces de cambiarlo en la dirección que los pueblos exigen.” Nosotros los socialdemócratas queremos sociedades solidarias, hombres y mujeres revolucionarios, que sueñan para pelear y realizar un día la utopía, de ser partícipe del nacimientos de una sociedad redimida, más justa, humana, cohesionado, fraternal, indisoluble con dignidad, con amor y hombres libres.
De mi existencia, tengo 50 años de ser abogado, y de vocación jurista, entonces requería la mayor parte de nuestro tiempo y nuestro espacio; pero el 14 de julio de 2015 tuve un accidente cerebrovascular que provocó un derrame en el hemisferio cerebral izquierdo que controla el habla, lo que ocasiona la Afasia, por ello no puedo hablar mucho, soy enfermo neurológico, pero no soy discapacitado, lo que tengo es una limitación en el habla y por esto lo hago casi siempre en las computadoras. Igualmente soy periodista como columnista, donde ya tengo los 34 años en La Hora y soy político desde mis 18 años como era un patojo impetuoso, y soy graduado en Guerra Política.
Por esto tengo “un segundo oficio”, soy un “escribiente” y que a veces se vuelve “cuesta arriba” el desperdigar una que otra cuartilla para tratar de existir o que otros existan en nuestros escritos. Por esas circunstancias latentes es una inclinación de trasladar con absoluta objetividad, en ocasiones con una realista frialdad, soy un hombre apasionado y con vehemencia personal para impregnar en el papel todas esas cosas y realidades a nuestro derredor, se torna algo difícil y nos obligó lamentablemente, a no ser más prolíficos en nuestra producción y en ocasiones nos alejamos sin quererlo de estas gratas y acogedoras páginas literarias. Pero el tiempo, esa medida de espacio que algunos han calificado de bendita y que otros reniegan, por sus siempre objetivas realidades de hacernos cada día más temporales, cada día menos reales y cada minuto más viejos, y en verdad diversos momentos me obligan a tener un alejamiento de mis columnas de prensa con mis lectores, mis prosas, mis poemas y ensayos de vida. Los críticos más severos a mis ausencias epistolares son algunos entrañables amigos Orlando “el Mono” García Rivera y Raúl Robles Bercian, de nuestra infancia juventud, del colegio y de Universidad, colegas como yo soñadores e idealistas, porque tengo “cuates” especímenes humanos de gran contenido moral y un vasto continente espiritual y social. Pero en fin, estas digresiones amistosas son conceptos y apreciaciones personales, que aunque no necesarias, hoy siento la necesidad de situarlas en la dimensión exacta de mi existencia. Tenemos realidades muchas veces infamantes y dolorosas de nuestra cruda realidad como Nación y que acontecen diariamente en nuestro derredor, se torna algo difícil y nos obliga a no ser más prolíficos en nuestra producción y en ocasiones nos alejamos sin quererlo, de estas gratas y acogedoras páginas de “La Hora”.
Los apuntes de mi papá describen los lugares, las personas, los acontecimientos de la vida de mi padre y transcribió cuadernos y comenzó a convertirlos en las memorias que finalmente se convertirían en unas notas. Crónica de la formación de un joven escritor y retratos a una oda a la amistad y verdadero testamento literario. El libro trata de sus memorias vividas y cómo éramos felices, narrando las aventuras y desventuras de mi padre y yo. Con épocas diferentes de nuestra generación algo duro en el conflicto revolucionario y con las secuelas de haber “sobrevivido” la Guerra de los 36 años en Guatemala, un gran hecho histórico de esa época que está en el baúl de los recuerdos.
A lo largo de la historia de la literatura han existido creaciones literarias vinculadas con el amor y como una fiesta, exploran el mundo festivo y la necesidad del querer y el amor, como se plasma en algunos de los mejores libros. Será publicado un homenaje y póstumamente en este año a mi papá, es la obra más personal y reveladora; y yo en el crepúsculo de su vida, narra parte de mi vida en otro libro publicado, en los aquí los dorados, salvajes y fructíferos de mi juventud como mi generación.