Los americanos hablaron fuerte y claro el martes y mandaron un mensaje a todo nivel. Presidencia, Senado y Congreso (a punto de confirmarse en control de los republicanos) quedaron en pleno control del partido que dirige Donald Trump y es momento de tratar de entender el mensaje, sus implicaciones y pasos futuros.
Según la cadena ABC, al menos 75% de los electores estadounidenses expresaron que la inflación les afectaba de manera severa (22%) y el 53% expresó que les afectaba en menor medida, pero era un factor que los golpeaba.
Según la misma cadena, al ser preguntados por la condición de la economía, el 68% de los electores estimaban que la misma no está bien o está de forma muy pobre y estos dos datos nos demuestran que la inflación y la economía fueron temas centrales de la campaña que Kamala Harris no supo atender para darle tranquilidad a los suficientes electores tras 4 años en el que ella y Joe Biden tuvieron el poder.
Ella decidió, y la verdad que lo tenía muy complicado, no romper algunos lazos con el Presidente porque, al fin y al cabo, fue él quien la puso al frente de la nominación demócrata para buscar la presidencia, pero esa famosa línea de ataque que ella iba a resolver los problemas que su administración había causado le afectó mucho.
Harris y el partido demócrata se centraron más en advertir el riesgo que un segundo periodo de Trump podía representar para el país. Ella se centró en que el presidente electo era el riesgo para la democracia y su forma de referirse a la gente, lo que sus ex funcionarios decían de él, pero cuando le tocó explicar sus políticas y por qué sería diferente a los 4 años de Biden, simplemente no logró justificar y conectar con los votantes.
Pusieron los asuntos sociales por encima de la economía y la migración y eso terminó pasando una enorme factura. Un hecho del que no se habló tanto fue esa realidad que los migrantes ya no querían más migrantes (valga la redundancia) que han entrado con tanta facilidad a los Estados Unidos.
Esos migrantes que ya votan, se inclinaron por Trump y su “política” en la frontera y los ofrecimientos de masivas deportaciones y basta ver la data de cómo aumentó el voto latino a favor de Trump. Las deportaciones masivas suponen un reto logístico y veremos cómo concretan ese ofrecimiento que fue uno de los centrales en la campaña.
Bernie Sanders ayer dijo que la clase trabajadora le dio la espalda al partido demócrata porque el partido le dio la espalda a ellos e hizo serios señalamientos del funcionamiento del partido.
Como funcionan las democracias, ayer aceptó la derrota Kamala Harris y eso ayuda a no seguir prolongando una crisis democrática que arrancó en 2020 cuando el futuro presidente no reconoció los resultados. En las democracias los resultados se deben aceptar cuando se pierde y cuando se gana.
En torno a lo que puede ser un gobierno 2.0 de Trump, toca esperar a ver cómo se va conformando el Gobierno y los efectos que ello va a tener en Estados Unidos, el mundo y, por supuesto, Guatemala.
La tarea de unir al país es monumental porque la polarización está a mil y al futuro presidente eso de ser conciliador no se le da con naturalidad. Ese cambio de retórica de pleito y burla para sustituirlo por los acuerdos y las políticas que marquen un rumbo diferente para Estados Unidos y el mundo es un enorme reto.
Expertos estadounidenses aglutinados en Dinamica, una consultora enfocada en temas estratégicos y comerciales, ven una nueva presidencia agresiva, transaccional y unilateral y estiman que Guatemala será unos de esos países de la región a los que sí les pondrá atención.
Refieren que el Presidente mantendrá su participación directa en los asuntos clave y que el acceso a su círculo cercano será clave para aquellos que busquen tener influencia en las decisiones gubernamentales, y visualizan que en los asuntos de política exterior tendrá una mezcla con el rol que juegue el mismo Trump.
El Gobierno de Guatemala asumo que le presentará propuestas al equipo de Trump que puedan tener impactos en el tema de migración y a nosotros en el tema de enfrentar el crimen organizado, flagelo que tiene vasos comunicantes con nuestras instituciones de justicia.
Estiman los expertos, además, que el tema de China será una prioridad y que el acuerdo comercial de Estados Unidos con México y Canadá será una de las primeras cosas a renegociar y se anticipa que el nuevo Gobierno no iniciará con debilidad. Buscará maximizar el “reshoring” por encima del “nearshoriong” buscando cerrar el espacio para inversión china en México.
Por último, concluyen que aumentarán las tarifas arancelarias a bienes, lo que puede tener un impacto en la economía de Estados Unidos, así como elevar de forma masiva las deportaciones y exoneraciones de impuestos, lo que también supondrá un reto para el ambiente económico.
Trump en la campaña dijo muchas cosas, pero en pocas entró en detalles y mucho de lo que ofreció puede llegar a necesitar aprobación del Congreso lo que no debería suponer mucho problema porque quedó en manos del partido que dirige.
Será necesario que nuestras autoridades trabajen de la mano con el equipo de Trump para enfatizar lo duro que fue sostener la democracia el año pasado, y como la mayoría de guatemaltecos y comunidad internacional, nos unimos en un esfuerzo por defender algo sagrado para el país y su democracia. De no haber sido por eso, el Jefe de Jefes y su pandilla se hubieran salido con la suya.
Es vital que se tracen las rutas para trabajar de la mano en el fortalecimiento del Estado de Derecho, mejora de instituciones e inversiones clave (especialmente en infraestructura), pues esos tres elementos son vitales para incentivar la inversión local y atraer la inversión extranjera que tanto necesitamos para generar oportunidades.