Víctor Ferrigno F.

Jurista, analista político y periodista de opinión desde 1978, en Guatemala, El Salvador y México. Experiencia académica en las universidades Rafael Landívar y San Carlos de Guatemala; Universidad de El Salvador; Universidad Nacional Autónoma de México; Pontificia Universidad Católica del Perú; y Universidad de Utrecht, Países Bajos. Ensayista, traductor y editor. Especialista en Etno-desarrollo, Derecho Indígena y Litigio Estratégico. Experiencia laboral como funcionario de la ONU, consultor de organismos internacionales y nacionales, asesor de Pueblos Indígenas y organizaciones sociales, carpintero y agro-ecólogo. Apasionado por la vida, sobreviviente del conflicto armado, luchador por una Guatemala plurinacional, con justicia, democracia y equidad.

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En un contexto geopolítico mundial caracterizado por crisis militares regionales, la influencia de Rusia crece, logrando revertir parcialmente las sanciones económicas impuestas por EE. UU. y la Unión Europea (UE).

En marzo pasado, Vladimir Putin fue reelecto para un quinto mandato presidencial, con el 85.28% de los votos, y una participación de más del 77.44% del electorado, la cifra más alta de toda la historia comicial en la era moderna de la Federación Rusa, según la Comisión Electoral. Varios países de Occidente cuestionaron la validez de las elecciones, a pesar de que delegaciones de observadores internacionales de 36 países participaron en los comicios, incluidos de 30 parlamentos nacionales, así como de 5 organizaciones internacionales.

El arrasador triunfo de Vladimir Putin se da en una coyuntura en la que los expertos militares consideran que Ucrania ya ha perdido la guerra, y que es solamente una cuestión de tiempo para su capitulación, especialmente ahora que se avecinan las tormentas de primavera y verano, que inutilizan a los tanques y otros blindados, que se quedan varados en el lodazal, como sucedió el año pasado. En los últimos días, Rusia incrementó su acción militar, utilizando bombas termobáricas, que provocan daños colosales.

Ayer, las fuerzas ucranianas iniciaron la evacuación del estratégico enclave de Járkov, por lo que es un hecho que Rusia ya controla el Donbas, la rica región oriental de Ucrania, habitada por población de origen ruso.

Los referéndums sobre el estatus político de Donetsk y Lugansk fueron un procedimiento jurídico por el que se sometió a consulta popular, la cuestión de la proclamación de la independencia estatal de estas regiones de Ucrania. La elección se celebró el 11 de mayo de 2014, en el contexto de las protestas prorrusas en el sudeste del país.​ Participó el 74.87% del electorado, y el 89.7% votó por la independencia de Ucrania.

El Gobierno interino de Kiev rechazó la legitimidad de ambas consultas, mientras que Estados Unidos y la Unión Europea tampoco las reconocieron, argumentando que no poseen “ninguna legitimidad democrática”.​ En un primer momento, el gobierno ruso aconsejó posponerlas,​ y posteriormente las reconoció.

Desde el punto de vista geoestratégico el trasfondo de la guerra en Ucrania es tan sencillo como difícil: la OTAN ha ignorado los convenios que limitaban su expansión hacia Rusia, y si Ucrania se integra a la alianza militar, los misiles de EE. UU. estarán a siete minutos del Kremlin. Ante esta realidad, Rusia decidió defenderse mediante la llamada “Operación Militar Especial”, invadiendo Ucrania, y el riesgo es una tercera guerra mundial, que occidente no tiene visos de ganar; será toda la humanidad quien sufra por una guerra sin sentido.

Asistimos a la desintegración del orden internacional creado al final de la Guerra Fría, y averiguaremos a un alto costo cuáles serán las consecuencias en los ámbitos político, de seguridad y defensa europeas.

El costo del bloqueo de Occidente al gas ruso lo está pagando la población europea, que ahora paga 150% más por el carburante que llega en barcos desde EE. UU., mientras que Rusia ha logrado colocar su oferta de hidrocarburos en China.

Diversificando compradores, Gazprom, controlada por el Estado ruso, ha firmado un contrato para el diseño de un gasoducto que permitirá suministrar a China, a través de Mongolia, cerca de 50 mil millones de metros cúbicos de gas al año. Firmaron un megacontrato para tres décadas, valorado en 400 mil millones de dólares, por el que el gigante ruso suministraría 38 mil millones metros cúbicos anuales de gas al país oriental, pagaderos en yuanes, no en dólares.

A través del BRICS y otros mecanismos bancarios, Rusia ha reducido los efectos del bloqueo financiero impuesto por EE.UU. y la UE, y su horizonte comercial se ha expandido, incrementando su mercado con India, Pakistán, Irán y varios países africanos.

El bloqueo a la circulación por vía terrestre y marítima a las mercancías rusas, interpuesto por la UE, está siendo evadido por Rusia mediante proyectos logísticos estratégicos de gran envergadura. El más avanzado es la Ruta Marítima del Norte, una vía de navegación que une el océano Atlántico con el océano Pacífico, a lo largo de las costas de Rusia. La gran mayoría de la ruta se encuentra en aguas del Ártico, y ahora se ha facilitado su navegación gracias a los enormes rompehielos rusos, propulsados por energía atómica, así como las inversiones eslavas para contar con la infraestructura básica necesaria, con un ahorro en tiempo de navegación del 30%.

Moscú está desarrollando otra ruta, mediante un corredor de transporte ferroviario hacia la India, a través de Irán, con un ahorro de tránsito del 50%, y evitando  los problemas de seguridad en el Mar Rojo.

Otro factor de gran importancia es que Rusia está ocupando crecientemente el espacio político en los países de África Occidental que expulsan a las fuerzas armadas de Francia y EE. UU. de su territorio, el cual es rico en materias primas estratégicas, y buscan alianzas militares y económicas con Moscú.

Finalmente, Rusia incrementará su influencia mundial por medio de los BRICS, cuya presidencia asumirá a finales de 2024. Desde 2021, sorprendieron con su progreso económico y el PIB de los BRICS superó al de sus homólogos del G7, en términos de paridad de poder adquisitivo como porcentaje del PIB mundial.

Vladimir Putin ha dicho que utilizará la presidencia para: a) Aumentar el papel de los BRICS en el sistema financiero internacional; b) Desarrollar la cooperación entre bancos y ampliar el uso de las monedas BRICS; y c) Promover la colaboración entre las autoridades tributarias y aduaneras.

En el ínterin, Beijing avanza con la Nueva Ruta de la Seda china, un proyecto para conectar el país con Asia y el resto del mundo y ganar influencia económica y política a nivel global. Consiste en establecer dos rutas combinadas, una de infraestructuras terrestres y otra marítima, con inversiones mil millonarias.

Así, mientras la influencia de EE. UU. y la OTAN declina, Rusia y China tejen una alianza estratégica que les permitirá una era de hegemonía geoestratégica.

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