Con mucha preocupación vemos en la actualidad cómo los actores nefastos de siempre van apareciendo de a poquito, entorpeciendo la vida normal del país, el proceso educativo y el proceso de desarrollo. En los anteriores gobiernos su actuar se veía como una estrategia pactada con las autoridades de turno, lo cual implicaba, por supuesto, defender y corresponder a la organización política que hacía gobierno porque siempre actuaban en contra de los intereses de la población, inclusive se sabía de reuniones a puerta cerrada en donde se definían estrategias de acción de interés mutuo. Estoy hablando del sindicato de educación que encabeza Joviel Acevedo, que además es parte de una dictadura sindical, pues su junta directiva y líderes principales, son inamovibles, tienen ya décadas sin trabajar y de estar mamando de los presupuestos públicos, teniendo plazas inamovibles de docencia que no ejercen; su lucha se ha centrado en tratar de lograr la firma de pactos colectivos con los ministros de educación aunque estos pactos sean inhumanos y difíciles de cumplir. Este proceder repetitivo es como una especie de cáncer de la sociedad y del mismo gobierno, que de repente se apacigua y luego reaparece, a veces con más fuerza. Estamos hablando de un grupo de inhumanos aprovechados y vividores que dicen representar al gremio magisterial, a nombre del cual se llenan las bolsas estableciendo acuerdos laborales que resultan nefastos y dañinos para el país y bienestar de la población.
Sobre estos pactos, que siempre se firman en secreto, nunca la sociedad sabe de ellos, solo se sabe cómo estos nefastos líderes sindicales, cada poco, firman documentos que buscan favorecer a los de siempre, en menosprecio de la misma educación, de la salud y otras carencias sociales. Estos convenios deberían ser declarados de oficio, como lesivos a los intereses de la nación, por qué se diseñan y operacionalizan con los mismos recursos del Estado, limitando la inversión pública y el abordaje efectivo de las prioridades de la población pobre, que se debate en condiciones extremas de vida.
Extorsionistas que forman parte de la burocracia del gobierno y que actúan a todas sus anchas, y bajo la sombría impune del sindicalismo, se desempeñan con toda la impunidad del caso, cumpliendo su función desalmada, de sangrar el presupuesto del Estado con la venia de muchos políticos, y en beneficio de sus intereses particulares, olvidándose totalmente de las condiciones y prioridades sociales, pues, mientras reciben los incrementos y prebendas respectivas, niños mueren por desnutrición, hambre, por falta de agua potable, por las condiciones ambientales en que viven, por los salarios de miseria que perciben sus padres, no van a la escuela y deben aguantar frío y miseria.
Siempre se ha sabido que sus líderes reciben recursos públicos bajo la mesa y que por ello siempre se mantienen fieles al gobierno de turno.
Ojalá que el actual gobierno, no caiga en sus redes corruptas y de extorsión, y los afronte con la ley en la mano y criterio firme y en beneficio de los intereses de la nación.