Jorge Santos

jsantos@udefegua.org

Defensor de derechos humanos, amante de la vida, las esperanzas y las utopías, lo cual me ha llevado a trabajar por otra Guatemala, en organizaciones estudiantiles, campesinas, de víctimas del Conflicto Armado Interno y de protección a defensoras y defensores de derechos humanos. Creo fielmente, al igual que Otto René Castillo, en que hermosa encuentra la vida, quien la construye hermosa.

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Los y las valientes víctimas y sus familias vuelven una vez más ante el Sistema de Justicia, a presentar la verdad de los hechos ocurridos durante el Conflicto Armado Interno, en particular durante el gobierno de Romeo Lucas García. En esta oportunidad, presentan dicha verdad contra los hechos comandados por Manuel Benedicto Lucas García, quien en su época fue jefe del Estado Mayor del ejército durante el periodo comprendido entre el 1 de julio de 1978 al 23 de marzo de 1982, cuando fue depuesto por el golpe de Estado impulsado por Efraín Ríos Montt, quien en el 2013 fuera condenado por los delitos de Genocidio y Deberes contra la Humanidad.

En las audiencias que se vienen desarrollando, el Tribunal a cargo del debate oral y público ha podido escuchar y evidenciar los desgarradores testimonios de hombres y mujeres víctimas de política de terror impulsada por el ejército contra la población Ixil. En particular, durante los últimos días hemos visto la valentía y dignidad de mujeres sobrevivientes, relatar los hechos sucedidos en sus comunidades en los tres municipios que componen el área Ixil.  Todos y cada uno de esos testimonios dan cuenta de la práctica sistemática aplicada por el ejército, ocupación de la comunidad, separación de hombres, mujeres y niñez, actos de tortura, ejecuciones extrajudiciales, violación sexual, actos indescriptibles de sadismo y barbarie, en resumen, todo un catálogo de horror y ausencia absoluta de humanidad por parte de los miembros de un ejército que fueron entrenados para cometer tales actos de ignominia y terror.

Este debate oral y público cobra particular relevancia por una serie de acontecimientos que son importantes destacar; el primero de ellos es que por primera vez, el Sistema de Justicia conoce el inicio de la política de tierra arrasada, luego de haber pasado por todo un periodo de represión selectiva y que en esta oportunidad iba a dar el salto hacia la instalación de una represión masiva que tenía como lógica “quitarle el agua el pez”, es decir aniquilar a la población que supuestamente brindaba apoyo al movimiento revolucionario en la época. El segundo hecho está vinculado al presente, al momento político e histórico que vivimos.  En este momento de cooptación del Sistema de Justicia y la pretensión de los actores fácticos y de poder en el país, de poner un enorme manto de impunidad en contra de las aspiraciones de los Pueblos en Guatemala de acceder a la justicia y a la reparación integral de los daños y violaciones sufridas.

Sin lugar a dudas, estos testimonios presentados por hombres y mujeres sobrevivientes del Genocidio y de la Violencia Sexual, dan cuenta de la importante necesidad de que se acceda a la justicia para las víctimas de estos graves delitos y que la sanción penal que se emita contra los responsables y en este caso en particular contra el militar Benedicto Lucas sea un importante recordatorio para que estos hechos no se repitan nunca más en el país.

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