Panamá realizará en la noche del miércoles el tercero y último debate presidencial con la posibilidad de que dos de los ocho aspirantes se ausenten cuando restan casi tres semanas para uno de los torneos electorales más intrincados en la nación centroamericana.
Auspiciado por la Cámara de Comercio, Agricultura e Industrias, en este debate se abordarán temas como el empleo, el agua y la institucionalidad, en un país de más de cuatro millones de habitantes que celebrará sus séptimos comicios generales en tiempos democráticos.
Además de escoger al nuevo presidente y vicepresidente para los próximos cinco años, los panameños también renovarán la Legislatura unicameral y las alcaldías, entre otros cientos de cargos locales.
Los organizadores no han confirmado la participación del candidato José Raúl Mulino, quien sustituyó en la nómina al expresidente Ricardo Martinelli luego de que éste fue inhabilitado para participar en los comicios por el Tribunal Electoral a inicios de marzo después de que se confirmó una condena de más de 10 años de prisión en un caso de blanqueo de capitales.
El exmandatario, quien gobernó entre 2009 y2 014, se refugió a inicios de febrero en la embajada de Nicaragua tras recibir asilo político del gobierno del presidente Daniel Ortega, desde donde ha impulsado la campaña de Mulino a pesar de las protestas de las autoridades panameñas.
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Mulino, quien lidera las más recientes encuestas divulgadas por un diario local, no ha participado en los dos debates previos. Su argumento es que este tipo de ejercicios da poco espacio para profundizar en las propuestas y planes de gobierno, aunque sus rivales califican esa negativa a participar como un acto de cobardía y menosprecio al electorado.
El abanderado del oficialismo, José Gabriel Carrizo, pidió la víspera al Tribunal Electoral y a los organizadores que garanticen la participación de todos los candidatos en el debate y advirtió que se ausentaría si Mulino no se presenta.
Hasta el momento han confirmado el expresidente Martín Torrijos, Rómulo Roux y Ricardo Lombana —que terminaron segundo y tercero, respectivamente, en las elecciones de 2019—; Zulay Rodríguez, Maribel Gordón y Melitón Arrocha, de movimientos independientes.
El debate también tiene lugar cuando se está a la espera de que la Corte Suprema de Justicia se pronuncie sobre una demanda de inconstitucionalidad presentada contra la resolución del Tribunal Electoral que autorizó a Mulino a participar por la nómina de Martinelli sin compañero o candidato a la vicepresidencia.
Los expertos refieren que un artículo de la Constitución expresa claramente que el presidente y su respectivo vicepresidente deben tomar posesión al inaugurarse el nuevo quinquenio.
Ante la posibilidad de que el máximo tribunal de justicia se pronuncie a favor o en contra de esa candidatura en los próximos días a las puertas de la votación, desde el presidente Laurentino Cortizo hasta varios candidatos rivales de Mulino, han manifestado que el aspirante debe seguir en la liza.
Es la primera vez que un candidato presidencial va sin compañero en la boleta desde la transición a la democracia.
Los líos de Martinelli con la justicia y su refugio en la embajada nicaragüense, además de recientes escándalos de corrupción y una percepción de poca transparencia en la función pública, han enturbiado el panorama previo a la elección, según los analistas.
“Es inédito por las características muy especiales que tiene, es tremendamente complejo por la conjunción de factores”, dijo a The Associated Press Daniel Zovatto, del Programa Latinoamericano del Wilson Center en Washington. “Uno de los más complejos que he visto en 40 años”, subrayó.
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