Un amplio paquete de reformas ultraderechistas del presidente argentino, Javier Milei, dio este viernes un primer paso con la aprobación «en general» de los diputados, que seguirán debatiéndolo punto por punto desde el martes, tras un maratónico debate acompañado de protestas y represión policial frente al Congreso.
En el cierre de la tercera jornada de sesiones, la Cámara Baja aprobó la Ley Ómnibus por 144 a 109, con los 38 votos de la minoría oficialista de ultraderecha y el apoyo de fuerzas aliadas y opositoras de centroderecha, con las que negoció hasta reducir el proyecto original a la mitad.
«El espíritu es acompañar al gobierno y al presidente para que tenga los instrumentos», dijo Miguel Pichetto, líder de un grupo parlamentario mixto clave para conseguir la aprobación, al salir del recinto.
La votación es un logro político para el presidente, aunque el proyecto aún debe ser debatido «artículo por artículo», puede sufrir cambios y luego pasará al Senado, donde la minoría oficialista espera reeditar alianzas.
El gobierno celebró el resultado. «Esperamos contar con la misma grandeza el día de la votación de la ley en particular para avanzar al Senado», dijo en un comunicado.
Poco antes de la votación, Milei había publicado en la red X: «Tienen hoy la oportunidad de demostrar de qué lado de la Historia quieren estar».
La mega ley incluye la concesión de superpoderes o facultades delegadas a Milei para que gobierne por decreto, disponga la venta de empresas públicas, contraiga deuda externa sin aval parlamentario, desregule toda la actividad económica y recorte significativamente la financiación pública de la cultura y la ciencia, entre otras reformas de su ideario autodefinido como «anarcocapitalista».
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FACULTADES DELEGADAS Y TOMA DE DEUDA
Buena parte de la discusión se centró en las «facultades delegadas», que según los opositores implican «otorgar la suma del poder público», así como en las privatizaciones y la toma de deuda externa sin aprobación del Congreso.
El diputado opositor Máximo Kirchner recordó que el actual ministro de Economía, Luis Caputo, era funcionario del expresidente Mauricio Macri (2015-2019) cuando Argentina negoció un crédito de 44.000 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional (FMI), reflotado por Milei.
Y Caputo «fue a la comisión bicameral de deuda casi con las mismas frases que está diciendo ahora de recuperar la confianza en el mundo», advirtió el hijo de los expresidentes Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner.
«Ya sabemos los argentinos qué pasa cuando el modelo económico se centra sobre el ajuste y la desregulación», alertó por su parte el diputado opositor Leandro Santoro, evocando los ajustes que detonaron la crisis económica y social de 2001.L
La diputada Lorena Villaverde, del partido de Milei, La Libertad Avanza, leyó: «Tenemos dos claras opciones: convertirnos en la villa miseria más grande del mundo, o darle continuidad a este camino, hacia la prosperidad y la libertad».
BALAS DE GOMA Y GASES
Tras la votación, cientos de manifestantes volvieron a repudiar la Ley Ómnibus frente al Congreso, donde, como el día anterior, fueron reprimidos por fuerzas policiales que acordonaron las aceras y lograron evitar su propósito de evitar el corte de calles.
Juana Gómez, de 36 años, se manifestaba portando una bandera argentina con la inscripción «el pueblo recordará el nombre de sus traidores».
«Esto es un ataque a la democracia, un ataque a la cultura, a la ciencia, como nunca antes se vio en nuestra historia», lamentó.
Respecto de las posibilidades de éxito de las reformas de Milei, el consultor político Jorge D. Giacobbe comentó que «el poder de un presidente no está en cuántos diputados o senadores tenga, ni gobernadores, ni plazas llenas, sino el permiso social».
«Hoy, en el 55% que lo votó hay esperanza. El asunto es si eso va a durar cuatro años. Yo creo que no. Los goles de Milei tienen que venir antes de que la gente se fastidie», explicó a la AFP.
El jueves, cientos de manifestantes también fueron reprimidos con balas de goma, gases y tanquetas de agua, en incidentes dejaron ocho detenidos y siete agentes heridos, informó el gobierno.
Fuerzas de policía militarizada habían anticipado que aplicarían un protocolo de severas restricciones a los mitines callejeros, creado por Milei y su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
Los argentinos necesitan un «cambio cultural» para acabar con «la toma de las calles», dijo Bullrich a periodistas.