El presidente estadounidense Joe Biden asiste al traslado digno de los restos de tres miembros del servicio estadounidense muertos en el ataque con aviones no tripulados al puesto militar estadounidense en Jordania, en la Base de la Fuerza Aérea de Dover, en Dover, Delaware, el 2 de febrero de 2024.
El presidente estadounidense Joe Biden asiste al traslado digno de los restos de tres miembros del servicio estadounidense muertos en el ataque con aviones no tripulados al puesto militar estadounidense en Jordania, en la Base de la Fuerza Aérea de Dover, en Dover, Delaware, el 2 de febrero de 2024. (Foto de Roberto SCHMIDT /AFP

Estados Unidos anunció que ha llevado a cabo este viernes ataques contra fuerzas de élite iraníes y grupos proiraníes en Irak y Siria y que estos «continuarán», en represalia por la muerte de tres soldados estadounidenses en una base de Jordania.

Poco antes el presidente estadounidense Joe Biden asistió a la solemne llegada a una base del noreste de Estados Unidos de los restos mortales de los tres militares fallecidos el domingo en un ataque atribuido por Washington a grupos apoyados por Irán.

Dos horas después de que se cerraran las puertas del furgón mortuorio, el ejército norteamericano entró en acción.

La operación duró unos treinta minutos y fue «un éxito», declaró la Casa Blanca.

El Pentágono precisó que en ella participaron un gran número de aviones de combate, incluidos bombarderos de largo alcance, dirigidos contra más de 85 objetivos, tres en Irak y cuatro en Siria.

Dispararon «más de 125 municiones de precisión», precisaron fuentes oficiales estadounidenses.

El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) afirmó que al menos 18 combatientes proiraníes han muerto en el este de Siria.

Fuentes de seguridad también confirmaron a la AFP que se han bombardeado posiciones de grupos armados proiraníes en el oeste de Irak, en particular en el sector de Al Qaim, en la frontera con la vecina Siria.

En un comunicado, un portavoz militar del primer ministro iraquí, Mohamed Chia al Sudani, condenó estos ataques, que considera una «violación de la soberanía iraquí». Añade que teme «consecuencias desastrosas para la seguridad y la estabilidad de Irak y de la región».

 

«CONTINUARÁ» 

«Nuestra respuesta comenzó hoy. Continuará en el momento y en los lugares que elijamos», advirtió Biden en un comunicado.

«Estados Unidos no busca conflictos en Oriente Medio ni en ningún otro lugar del mundo. Pero que todos aquellos que quieran hacernos daño sepan: si haces daño a un estadounidense, responderemos», añadió.

Su portavoz, John Kirby, insistió en que Estados Unidos no quiere «una guerra» con Irán, con el que no ha mantenido «ninguna comunicación», ni siquiera informal e indirecta, desde el domingo.

Por el contrario advirtió al gobierno iraquí de los ataques con antelación, precisó.

El gobierno ya dijo en los últimos días que las represalias serán múltiples, contra distintos objetivos y escalonadas en el tiempo.

Biden, en campaña para un segundo mandato, estaba sometido a una intensa presión para responder a la muerte de los tres militares.

Las fuerzas estadounidenses en Oriente Medio han sufrido numerosos ataques desde el comienzo de la guerra entre Israel y el movimiento islamista palestino Hamás en la Franja de Gaza.

HONORES MILITARES 

Los cuerpos de William Jerome Rivers, Kennedy Ladon Sanders y Breonna Alexsondria Moffett, los militares del estado de Georgia (sur), fueron recibidos con honores en la base de Dover (Delaware, noreste).

Al paso de los féretros Biden permaneció inmóvil con la mano en el corazón y la mirada fija.

Le acompañaba su esposa Jill, el secretario de Defensa, Lloyd Austin, el jefe del estado mayor Charles Brown, entre otras personalidades, además de las familias de las víctimas.

Bajo un cielo nublado, vieron pasar los féretros en el más absoluto silencio, solo interrumpido por las órdenes dadas a los militares.

En el mismo lugar, Joe y Jill Biden asistieron a la repatriación de los cuerpos de los militares estadounidenses muertos en un atentado en el aeropuerto de Kabul el 26 de agosto de 2021, durante la caótica retirada de Afganistán.

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